Nuevamente la caribeña ciudad de Santiago de Cuba, fundada como primera capital del país hace más de cuatro siglos, recibe como una gran familia, a los coros cubanos y de diferentes países que asisten a la nueva edición de esta fiesta musical que se celebra cada dos años y que esta oportunidad está dedicada al 80 cumpleaños de Electo Silva.
El XXIX Festival Internacional de Coros está en marcha en esta hospitalaria ciudad, donde calles, teatros y balcones devienen escenarios de una propuesta musical con secular arraigo desde sus inicios aquí por Esteban Salas.
Las agrupaciones de Estados Unidos, Australia, Noruega y Gran Bretaña, entre otros, comparten hasta el 29 próximo con los cubanos de distintas provincias que se han dado cita en la más coral de las urbes de la Isla.
El espectáculo inaugural se realizó en la sala de conciertos Dolores, a cargo del emblemático Orfeón Santiago y la camerata Música Áurea.
El programa incluye también presentaciones en el Conservatorio Esteban Salas, las Universidades Pedagógica, Médica y de Oriente, la plaza Aguilera, el centro penitenciario de Boniato y el cine Rialto.
Un espacio teórico-práctico se dedica a la formación de los coros infantiles, con muestras audiovisuales que evidencian el auge de esos colectivos y la garantía de continuidad de una tradición entrañable en esa acogedora ciudad.
Uno de los momentos significativos del encuentro fue la presentación del libro Toda la música, del maestro Electo Silva, Premio Nacional de Música, director del Orfeón Santiago e inspirador del festival hace casi 30 años.
Electo Silva tiene esa magia para convertir canciones pertenecientes a otras artes, en versiones corales con un magnetismo increíble. Él cree en ese conjuro en el cual la melodía despierta «un universo sonoro palpitante».
Lo acaba de decir en la presentación de su libro Toda la música, en el Conservatorio Esteban Salas de Santiago de Cuba. Allí dio una lección sobre la especialidad y demostró, con su Orfeón Santiago, mucho de lo que plantea en su texto —que reedita la Editorial Oriente—.
Esa representación de su teoría sobre práctica y academia le tomó a Electo unos minutos en el evento.
Resultó uno de los momentos más interesantes de la edición 29 del Festival Internacional de Coros, que por estos días acoge la ciudad más caribeña de la Isla.
El músico santiaguero hurgó en la poesía nacional y extrajo de ella la sonoridad necesaria para que las voces de su agrupación hicieran el resto. Versos de Nancy Morejón, Fayad Jamís y, en especial, los de Nicolás Guillén, fueron entonados de tal modo que parecía que habían sido originalmente canciones.
Y esa es la esencia que descubre el festival santiaguero. Aunque no hay una competencia real, el evento devela la exploración vocal de las agrupaciones, hacia zonas que también hacen de esta música un atrayente punto de referencia en la sonoridad nacional.