jueves, octubre 27, 2005

La Macorina, un personaje de leyenda.


La primera mujer chofer de Cuba, a principios del Siglo XX, fue la Macorina quien se llamó María Calvo Nodarse y fue también la primera mujer que tuvo licencia para conducir en La Habana.
La Macorina era cubana, existió realmente; de ello dan fe las entrevistas que le hicieron varios periodistas de su tiempo. Se asegura que nació en 1892 en el poblado de Guanajay, entonces provincia de Pinar del Río, y su nombre era María Constancia Caraza Valdés.
Siendo adulta cambió su nombre por el de María Calvo Nodarse. Se afirma que esta audaz mujer vivió en la calle Galiano, cerca del Malecón habanero y sobresalía por su atrevida elegancia y sus hermosos ojos.
Según algunas crónicas, la Macorina poseía una personalidad extraordinariamente interesante y una simpatía que ganaba la admiración de cuantos le conocían. Alternó con lo más selecto de la sociedad habanera y con su auto blanco, un Hispo-Suiza, paseaba airosa por las calles de La Habana, a 30 kilómetros por hora, donde su despampanante belleza era admirada mientras escuchaba música de moda por las bocinas del auto.
La Macorina, asombró a la ciudad en los albores de la centuria con el estruendo del motor de su coche, la admiración, la pasión de la mancebía y la sonrisa amplia y sonora apenas interrumpida por la bufanda, batida por el aire, cuando se deslizaba por Prado hacia Malecón.
Un anciano que la conoció y admiró galantemente dijo que “era la hembra más celebrada de toda la ciudad. La recuerdo entrada en carnes, ojos claros y de un trato exquisito. Se decía que sus padres la habían abandonado y que ella se había entregado al negocio del amor”.
En una entrevista que le hiciera un periodista dijo esta hermosa mujer: “Nací en 1892 en el seno de una familia bien, como se decía entonces... Vivíamos en un pueblo en las afueras de La Habana. La primavera en el campo embriaga. Yo tenía 15 años y la sentía en la piel, en los ojos, en el alma. La primavera me empujó a escapar de casa con un hombre que prometió amarme por siempre. Mis padres intentaron que regresara, pero seguí en La Habana con mi primer y único amor, aquél que recordaré hasta mi muerte. Él apenas podía garantizar nuestra seguridad económica. Un día apareció una mujer que dijo saber la forma en que podíamos vivir lujosamente. Yo accedí y con ese tremendo error comenzó una etapa de mi vida que dio origen al mote”.
Le fue creado un desenfadado y osado danzón, cuya letra corearon sin timidez sus contemporáneos. Pero, indudablemente, soportó también la insolencia.
Sobre el origen del sobrenombre, ella misma contó: “En La Habana había una popular cupletista a quien llamaban La Fornarina. Una noche me paseaba por una de las calles más populares de la ciudad, cuando un borrachín, confundiéndome con ella y pensando que su nombre era Macorina, comenzó a llamarme a grandes voces. La gente celebró el suceso con risotadas y a partir de ese momento me endilgó ese nombre”.
A medida que el tiempo ha transcurrido, las imprecisiones acerca de la vida de esta mujer crecen para forjar su leyenda.
La Macorina comenzó a perder juventud y popularidad inexorablemente, tuvo que vender sus nueve autos, sus cuatro mansiones, sus vestidos, joyas, pieles, todo y murió casi en la miseria
Calificada por algunos como la Mata Hari cubana, se sabe que la Macorina, además de ser la primera mujer que obtuvo licencia para manejar un auto, tuvo una vida disipada, de la cual en sus años de vejez se arrepintió. Falleció en La Habana.
La Macorina no se fue del todo. Su fantasma curvilíneo anda y desanda la ciudad, y a veces, negligentemente tendida sobre una desgastada piel de armiño, dormita sobre el Malecón habanero. Pocos notan su presencia y singular notoriedad.
La Macorina hizo historia porque trascendió como precursora de los derechos de la mujer en el Siglo pasado. Fue todo un escándalo, pero su leyenda vive entre nosotros y a ratos se escucha a alguien cantar “…ponme la mano aquí Macorina…”

martes, octubre 25, 2005

El universal ritmo del Cha cha chá

En los años finales de la primera mitad del Siglo XX, dentro de la popular orquesta cubana América, un músico joven y talentoso violinista, Enrique Jorrín, realizó nuevas variaciones sobre el ritmo del Danzón, baile nacional de Cuba, y surgió así una composición titulada La engañadora. Inicialmente, su creador denominó a este ritmo con el nombre de neodanzón.

Los bailadores se apropiaron enseguida del novel ritmo e improvisaban filigranas y creaban nuevos pasos, en los salones, siguiendo el sonido que marcaba el güiro en el acompasamiento y a la vez originaban un nuevo sonido con el ritmo que marcaban al bailar.

El ritmo del Cha cha chá se caracteriza por una serie de tres pasos rápidos que se dan en dos tiempos de compás. Se descubrió que los pies marcaban ese sonido peculiar al rozar el suelo, Cha cha chá, y de ahí, de ese sonido, nació, por onomatopeya, el nombre con que el mundo conoce hoy a este baile.

La mayoría de las orquestas no contaban entonces con cantantes, porque los Danzones y el Ritmo Nuevo o Mambo que se interpretaba eran eminentemente instrumentales.

El joven Jorrín introdujo coros en el Cha Cha Chá, haciendo cantar a todos los músicos al unísono de manera que conseguía que se oyeran las letras con más claridad y más potencia en los salones. Los bailadores comenzaron a cantar y tararearlas.

Su rápida y amplia difusión se debió, sobre todo, al hecho de ser un baile intermedio, ni muy lento ni muy rápido, lo que lo hace un género fácilmente bailable por todos, en contraste, por ejemplo, con el Mambo, donde la música es más rápida y el ritmo más complicado.

Jorrín creó su orquesta para interpretar el Cha cha chá, le siguió la Orquesta América y luego surgieron otras como son la de Fajardo, la Orquesta de Neno González, la Orquesta Sensación, la Orquesta Estrellas Cubanas y la legendaria Orquesta Aragón que había sido formada por Orestes Aragón en 1939 en la ciudad de Cienfuegos.

La Orquesta Aragón tenía, entre otros grandes músicos y compositores, al magnífico flautista Richard Egüés, creador de El Bodeguero, tema que recorrió el mundo en la voz del cantante negro norteamericano Nat King Cole.

En esos años imperaba la tradicional formación de Charanga en las orquestas populares.

Jorrín creó una serie de danzones, dentro de la nueva línea, donde ya se cantaba a coro en algunos montunos. De entonces datan Lo que sea varón, Doña Olga, Central Constancia, Osiris y Silver star, pieza en la que siempre canta al unísono un coro que repite: "Cha cha chá, Cha cha chá, es un baile sin igual..."

El mismo padre de la criatura explicó cómo concibió la estructura musical del Cha cha chá:

“Construí algunos danzones en los que los músicos de la orquesta hacíamos pequeños coros. Gustó al público y tomé esa vía ( ...) En el danzón Constancia intercalé algunos montunos conocidos y la participación del público en los coros me llevó a hacer más y más danzones de ese estilo (...) En el chachachá los cantantes son los propios músicos.



“En 1948 cambié el estilo de la canción mexicana Nunca. La primera parte la hice en su estilo original y a la segunda parte le di un sentido rítmico diferente a la melodía. Gustó tanto al público que decidí independizar del danzón las últimas partes que yo construía, o sea el tercer trío o montuno. Entonces surgen piezas que tienen una introducción, una parte A repetida, B y A, finalizando con una coda en forma de rumba.”

El Cha cha chá es un baile festivo cuyas canciones contienen letras de tipo picaresco. Probablemente la más popular de ellas, justamente sea el primer Cha cha chá, dedicada a aquella grácil muchacha que en la céntrica esquina habanera de Prado y Neptuno, donde había una sala de baile, “todos los hombres la tenían que mirar”, La engañadora. La linda muchacha debía su voluptuosidad a unas almohadillas colocadas bajo sus ropas. "Qué bobas son las mujeres que nos tratan de engañar", dice el coro ante el silencio instrumental de la pícara melodía.

En torno a esta creación Jorrín contó en una oportunidad: "Fue pura ficción. Cuando mi madre escuchó la composición me la censuró, pero mis músicos se fascinaron y lograron convencerla de que seguramente sería un gran éxito."

Vale decir que en cierta oportunidad el compositor Leo Brouwer expresó que la música pop no era más que "Cha cha chá con batería", dejando en claro su opinión sobre el aporte de este género cubano a otros ritmos universales.

El 12 de diciembre de 1987 falleció en La Habana el prestigioso violinista, creador del Cha cha chá, uno de los ritmos cubanos más difundidos en diferentes partes del mundo y que marcó un hito en la historia de la música cubana y universal.


Ritmo y compás del Chachachá:

Ritmo: rápido de 30 a 36 tiempos/minuto

Compás: 4/4

domingo, octubre 23, 2005

El Parque Nacional Guanahacabibes


El Parque Nacional Guanahacabibes está en el occidente de la isla de Cuba, ubicado geográficamente en la provincia de Pinar del Río, formando el grupo de paisajes de la LLanura Cársica y Pantanosa de Guanahacabibes.
Está conformado realmente por dos penínsulas; la del Cabo de San Antonio y la de Corrientes, que se unen al norte y este en el núcleo principal de la península, y se separan al sur-oeste por la ensenada de Corrientes.
El Parque tiene entre sus razones de ser la protección de los valores históricos y naturales de la región, en la que se registran más de ciento veinte especies maderables.
Además, Guanacahabibes resguarda aves, anfibios y reptiles exclusivos de esa región, así como otros en peligro de extinción que hallaron sitio en el lugar para su reproducción. Es una de las zonas más ricas de nuestra Historia Cultural porque la arqueología ha destacado allí más de cien sitios habitados por dos de nuestras culturas aborígenes. Una de estas, conocida por Cayo Redondo, toma su nombre del lugar, situado en esta península, en que fue hallado un ajuar completo de dicha cultura.
También la cultura del conquistador español, aún no del todo homogénea entonces, se radicó en esta zona desde el siglo XVII en los distintos hatos y corrales, y en el poblado indígena de El Cayuco, donde se agruparon aborígenes desde todas partes de la isla incluyendo los traídos de la zona oriental pertenecientes a otros grupos o líneas culturales.
Guanahacabibes tiene como extensión, entre sus puntos más distantes 101 Km. y su anchura máxima es de 34 Km. De su área total mil 625 Kilómetros cuadrados, mil 50 corresponden al diente de perro, 125 a la ciénaga litoral norte y 450 a suelos fértiles, en general arenosos.
El Parque Nacional Guanahacabibes guarda todavía el recuerdo de las incursiones de piratas en tiempos remotos, huyendo de las persecuciones y de la naturaleza misma; guareciéndose de armadas justicieras y de tormentas y ciclones tropicales; y no faltan los que hayan guardado allí algún secreto tesoro.
La belleza agreste de aquel entorno, la exuberante flora con más de 461 especies botánicas, 17 de ellas endémicas de la región, la exótica fauna con una población superior a las 79 especies animales y una población incalculable de mariposas, así como la extraordinaria riqueza arqueológica, la caprichosa toponimia, el folklore, el hombre y sus tradiciones, conforman un tesoro mayor que cualquiera de los supuestamente escondidos por los piratas.
Sin duda, Gunahacabibes posee las aguas más pobladas de peces en todo el país debido al sostenido esfuerzo de conservación de este reservorio realizado durante los últimos 45 años en Cuba. La actividad de pesca está prohibida en la mayoría de los parajes que abarca toda la península. No obstante, últimamente se ha desarrollado una infraestructura muy especial para explotar el turismo ecológico, y dentro de este la pesca deportiva, siempre planificada y bajo la modalidad de Captura y Libera que permite mantener la población marina sin ocasionar grandes daños.

viernes, octubre 21, 2005

La Zanja Real y el Callejón del Chorro


Muy cerca de la conocidísima Plaza de La Catedral de La Habana, a la que sólo se puede acceder por dos calles: Empedrado y San Ignacio, encontramos el Callejón del Chorro.

Cuando entramos a este espacio por la calle San Ignacio, lo primero que encontramos es un pequeñísimo callejón ciego y una vieja inscripción en piedra que dice:”En este callejón del Chorro derramaba la Zanja que surtía de agua a la ciudad en 1592 como su único acueducto”.

Haciendo un poco de historia vale destacar que en el Siglo XVI la actual Plaza de la Catedral de La Habana era conocida como plaza de la Ciénaga. Las edificaciones que rodeaban esta plazuela eran de una sola planta con fondo a la plaza, la que por su condición cenagosa no ofrecía más incentivo que el de un gran espacio abierto donde solamente se podía apreciar unas pocas chozas de humildes pescadores.

Esta zona por su cercanía a la marisma que rodeaba el canal de entrada del puerto, se caracterizaba por sufrir de constantes inundaciones en épocas de lluvia.

Precisamente era aquel el lugar adonde acudían los habaneros para abastecerse de agua, gracias a la Zanja Real, que derramaba sus aguas en el Callejón del Chorro.

Esta era un canal hidráulico que medía más de 11 Km de largo que trayendo agua a La Habana partía desde el río de la Chorrera, conocido en nuestros días como río Almenares. Esa Zanja real fue la obra civil más importante del siglo XVI en Cuba y tiene además el mérito de haber sido la primera obra de su tipo construida por los españoles en el nuevo mundo.

Su construcción la comenzó en 1566 el maestro mayor Francisco de Caloma, y se culminó 26 años después bajo la dirección del ingeniero Juan Bautista Antonelli a un costo de 35 mil pesos.

La Zanja descargaba aproximadamente unos 70 mil metros cúbicos diarios y abastecía a toda la población capitalina de entonces junto a los buques de las flotas surtos en la bahía; a unos por la llamada Madre del agua o Ramal principal de la Zanja Real, y al resto por el otro ramal que desembocaba en el Muelle de Luz.

El agua que llegaba a los ciudadanos era viscosa y siempre contaminada debido a que procedía de la rústica represa construida en el río. Los habitantes la curaban en vasijas de madera y barro. No dudamos de que muchas de las enfermedades contraídas por pobladores se debieron a la calidad de esta agua.

Hasta que en 1835 se construyó un nuevo acueducto para la ciudad, el Fernando Vll, la Zanja Real fue el único que estuvo abasteciendo a la capital durante casi dos siglos y medio.

miércoles, octubre 19, 2005

La fiesta del Guatao

Siempre que alguna reunión festiva, guateque o de otro tipo, que termina muy mal o de la manera menos favorable, hay alguien que enseguida exclama; eso “terminó como la fiesta del Guatao”.
Y muy mal debió de haber terminado la tal fiesta del Guatao, cuando este refrán se ha mantenido en el argot popular cubano de generación en generación durante más de un siglo.
El Guatao es un pequeño poblado de la provincia de La Habana, fundado en 1750, situado no lejos de la orilla oeste del arroyo de Bauta que desagua en la costa norte; donde la agricultura era la actividad principal y en el que se celebraba, como en todos, fiestas tradicionales de arraigo popular.
Cuentan algunos que en 1896 una sección de 200 soldados, guardias civiles y voluntarios españoles, al mando de un sargento y siendo jefe de estas fuerzas el capitán Calvo, llevó a término una terrible e incalificable matanza, un día de fiesta, entre los moradores del pueblo famoso por la cantidad de insurrectos, la cual tuvo un saldo de 18 muertos y 32 heridos graves quienes más tarde fallecieron. De ahí el dicho popular: “Terminó como la fiesta del Guatao”. Se dice que ese acto criminal fue el aporte del viejo Guatao a la causa de la nueva nacionalidad que estaba en gestación.
Otros relatan que su origen está en una fiesta de carácter religioso popular que se había acabado con una bronca a tiros y machetazos, donde había corrido mucha sangre porque los negros congos que en ella participaban se emborracharon y ante desavenencias comenzaron a pelear, y terminaron involucrándose todos los presentes en una descomunal riña tumultuaria.
Existen quienes testimonian que el asunto que generó el refrán fue una gran trifulca entre un hombre y su amante, la que había acudido a la festividad sin su permiso. Siendo la dama de armas tomar la emprendió a taconazos con el señor y ahí se mezclaron los defensores de ambas partes hasta que de repente ya estaba la riña en todo su apogeo.
También hay quienes dicen que el trágico final de la fiesta fue porque un grupo de campesinos, cuyos zapatos nuevos se habían destrozado por la lluvia un día de fiesta, decidieron darle una paliza al zapatero que se los había vendido, por considerarlo una estafa; y ello trajo la enorme reyerta que tan trágicamente terminó.
Se desconoce a ciencias cierta cuál de estas u otras versiones da origen real al dicho, pero lo cierto es que todos los cubanos lo emplean para referirse a sucesos que habiendo empezado bien, terminan mal.
¡No quiera usted nunca terminar sus actos como la fiesta del Guatao!

Un Palacio que mira al mar



Como escapado de un cuento de las Mil y una noches, enclavado en la zona de Punta Gorda, mirando siempre al mar con sus aires árabes, está el Palacio de Valle, una de las más bellas edificaciones de Cuba.

Como si se tratara de una especie de guardián del encanto de la Bahía de Cienfuegos, con una significativa variedad de estilos entre los que predomina el mudéjar, el Palacio de Valle constituye una verdadera riqueza arquitectónica de la Perla del Sur, como se le llama a la ciudad de Cienfuegos.

Su nombre proviene del acaudalado Acisclo Valle Blanco, quien invirtió un millón y medio de pesos en esta magnífica edificación ecléctica cuyo diseño es fruto del ingenio creativo del arquitecto cienfueguero Pablo Donato Carbonell, y su construcción se inició en 1913 para ser concluida cuatro años después, siempre bajo la certera dirección del arquitecto e ingeniero civil italiano Alfredo Colli. Para ello se importaron de España, Italia y Estados Unidos materiales como el mármol, alabastro, bronce, cristal y cerámica, excepto las maderas preciosas, que son cubanas.

El Palacio de Valle, constituye una muestra ejemplar, singular testimonio, de la utilización y aplicación de determinadas técnicas constructivas y decorativas extranjerizantes introducidas en Cuba en el siglo XX y es ejemplo de la opulenta burguesía de la época.

En la última década del siglo XIX, un comerciante español llamado Celestino Caces fabricó una casa en Punta Gorda, conocida como la Quinta Morisca. Cuando este hombre se retiró de los negocios se la vendió a otro negociante, Alejandro Suero Balbín, quien luego, se la regaló a su hija al contraer nupcias con el acaudalado comerciante Acisclo del Valle Blanco; estos fijaron allí su residencia y completaron, en 1917, la construcción del suntuoso Palacio de Valle.

Para la creación de tal joya ecléctica se solicitó la participación de artesanos franceses, árabes, italianos y cubanos. Su planta central posee un vestíbulo de estilo gótico-primitivo, un salón comedor de influencia mudéjar, una sala de música y juego estilo Luis XVI y otra de visitas, con el artesonado en oro, de estilo Imperio, sus columnas interiores y exteriores recuerdan la mezquita de Córdoba, en España.

Algunas de las ocho habitaciones del piso superior al que se accede por una majestuosa escalera de mármol, donde se hallan un salón de estar y otro de estudios, son de estilo veneciano.

El edificio está rematado por tres torres: una de influencia gótico-románica que representa la fuerza. La segunda, de estilo indio, recrea el Taj Mahal como símbolo del amor, y la tercera, un minarete árabe, representa la religión.

En la plataforma del techo encontramos una glorieta barroca que mira hacia la azulada bahía cienfueguera.

Se sabe que en los años cincuenta, una compañía inversionista compró los terrenos donde está situado el palacio, con la intención de convertirlo en un jugoso casino de juego en las inmediaciones del Hotel Jagua, pero el triunfo de la Revolución frustró sus planes.

En nuestros días el Palacio de Valle constituye uno de los símbolos de la ciudad por sus valores histórico-arquitectónicos y ambientales, además de por su relación con la hermosa Bahía y el Hotel Jagua. Allí se realizan importantes actividades culturales, es muy visitado por los turistas y se puede degustar los exquisitos mariscos que se ofrecen en su restaurante.

Su reconocida belleza y su conservación sostenida han hecho del Palacio de Valle una de las cartas de presentación de la ciudad de Cienfuegos y fue declarado Monumento Local desde 1990.

sábado, octubre 15, 2005

Un Parque Natural muy especial


En la Península de Zapata se encuentra uno de los ecosistemas de mayor importancia en Cuba, el Gran Parque Natural Península de Zapata, donde a la vez se agrupan varios tipos de ecosistemas de pantano, medianamente o poco modificados por la acción del hombre, el mayor refugio de la fauna cubana y a la vez el más extenso humedal de la Isla y del Caribe insular. Esa es nuestra región verde mejor conservada. Ubicada en la zona sur de la provincia de Matanzas, este parque natural es hoy un destino turístico que combina varios atractivos para quienes gustan de la ecología, las buenas playas y el buceo.

Ela Península de Zapata exhibe un paisaje extenso, virgen y privilegiado con una flora y una fauna únicas muy bien conservadas, las cuales posibilitan un contacto estrecho con la naturaleza: mangles, abundante vegetación costera y pantanosa, dos playas, lagunas, lagos naturales, y cavernas muy profundas, en las que las aguas varían desde dulces arriba hasta totalmente saladas en las profundidades.

La Gallinuela de Santo Tomás y la Ferminia son de las aves exclusivas de la zona y consideradas como las de hábitat más restringido en el mundo. En esta zona se han observado más de cien especies de aves, entre ellas el Zunzuncito, Cabrerito de la Ciénaga, Gavilán Colilargo, Catey, Cotorra y Paloma Perdiz, de las que se forman grandes concentraciones durante todo el año. La Ciénaga de Zapata también constituye el refugio natural de miles de aves migratorias provenientes de América del Norte.

En sus esteros y lagunas se puede localizar dos especies de vertebrados acuáticos amenazados de extinción: el manatí y el manjuarí, este último un pez que sólo se encuentra en esa región de la isla.

Allí predominan los paisajes de llanuras bajas, pantanosas, sobre rocas calizas, con suelos hidromórficos y vegetación de sabanas naturales con un elevado valor estético y paisajístico. De ello dan fe la Laguna del Tesoro y la Cuenca del Río Hatiguanico, principal arteria fluvial de la zona, así como Playa Larga y Playa Girón. Además, existen grandes extensiones generalmente inundables donde crece el herbazal de ciénaga, formado por cortadera, palmanaca, arraiján, yana y guanito, entre otras.

En este magnífico lugar existen dieciséis especies de reptiles, entre los que sobresalen los cocodrilos cubano y americano que se reproducen en un criadero especial, iguanas, lagartijas, majá, varios tipos de ranas, abundantes poblaciones de puercos jíbaros y venados y un endémico local: la jutía enana, además de la jutía conga.

En la Península de Zapata se encuentra la Bahía de Cochinos, lugar lleno de historia donde se encuentra el Museo de Playa Girón, que recoge aspectos del enfrentamiento contra la invasión armada que tuvo lugar en abril de 1961 y la cual fue derrotada en sólo 72 horas.

Playa Larga y Playa Girón constituyen por sus atractivos una de los mejores sitios de interés para la inmersión submarina, la cual se realiza directamente desde la costa, por la proximidad de los puntos de buceo; y las palmas en cuanto a interés turístico se las lleva el centro de recreo Guamá con su espectacular Aldea Taína, un sitio digno de ser visitado por sus valores artísticos.

Toda Cuba es verde y azul, y es bellas aves y brillosos peces y corales, y extensas campiñas y frondosas palmas, y gente alegre y sincera, es la realidad para quienes sueñan con lugares idílicos, de los cuales la Península de Zapata es un magnífico ejemplo.

jueves, octubre 13, 2005

La Flor Nacional celebra su día

La Mariposa, que toma su nombre del extraordinario parecido que tienen sus pétalos con un hermoso insecto lepidóptero, es la Flor Nacional de Cuba. Se le conoce también como "caña de ámbar" y su nombre científico es Hedychium Coronarium Koenig , de la familia de las Zingiberáceas (alpináceas).
La verde planta que da origen a esta hermosa, olorosa y blanca flor, llega a alcanzar más de un metro de altura y sus grandes hojas verdes lanceoladas crecen en forma de vaina en torno a su tallo por lo que constituyen también un símbolo de la fuerte unión existente entre los cubanos.
Su blancura hace que se le asocie con la pureza de los ideales de nuestras luchas independentistas y también con la paz, como se acostumbra con todo lo blanco.
Además, este color aparece igualmente en dos de las cinco franjas de la enseña nacional cubana.
Se dice que la mariposa es además paradigma de la delicadeza, la gracia y la esbeltez de la mujer cubana, quien siempre ha gustado llevarlas en su pelo realzando su belleza, en la campiña cubana.
La Mariposa no es endémica de la Isla de Cuba, esta es oriunda del Asia, pero se ha adaptado y crece muchísimo en las fértiles márgenes de nuestros ríos y arroyos así como en otros lugares húmedos del territorio nacional, favorecida por el agradable clima.
En 1936 los botánicos del Jardín de la Paz, en Argentina, solicitaron a sus homólogos cubanos la definición de cuál sería la flor nacional de la Isla y es así que el 13 de octubre estos determinaron, por unánime elección, que fuese la mariposa.
Según cuenta la tradición oral, durante la Guerra de Independencia, en estas olorosas flores, prendidas en los velos y los mantones de las criollas, se ocultaban mensajes de los luchadores independentistas contra el colonialismo español imperante.

Un pueblo, un santuario y una colina


La historia de la Virgen de Regla se remonta al siglo IV, mezclándose con las leyendas. Cuentan que la imagen de la Virgen de Regla, fue mandada a construir por el mismo San Agustín, quien la tenía en su oratorio, siendo obispo en Hipona al Norte de África.
Trece años después de su muerte Hipona fue atacada por los Vándalos, y la orden de los agustinos escapó a España, donde colocaron la imagen frente al mar y allí creció la devoción.
La imagen, según se cree, siempre fue de color negro. Luego en el siglo VIII los monjes tuvieron que huir de nuevo por la invasión de los moros y la ocultaron cerca del monasterio.
Tras el triunfo de Alfonso el Sabio, en el Siglo XIII, la Santísima Virgen, fue desenterrada y devuelta su antiguo Santuario. Desde esta época ha continuado allí.
Dicen algunos que el nombre de La Virgen de Regla le viene por ser ella quién custodia la regla de los frailes Agustinos.
Desde su majestuoso santuario frente al mar en Chipiona (España), La Virgen de Regla, cada 8 de septiembre, sale en imponente procesión con miles de devotos.
Desde España, se propagó su veneración por muchas partes del mundo, devoción que llegó a su apogeo en el siglo XVIII. Así llegó a nuestra isla y se le empezó a adorar en la zona del puerto, en su santuario, en el pequeño pueblo de pescadores vecino a La Habana que lleva su nombre. Pero a la Virgen de Regla se le conoce y venera por muchos en toda la nación. Le llaman la Patrona de la Bahía de La Habana y del navegante.
Al ultramarino pueblo de Regla, con su olor a mar, se llega en apenas siete minutos atravesando la bahía. Allí, frente al embarcadero lo primero que encontramos es al Santuario de la Virgen de Regla.
En 1598, uno de los primeros colonizadores de La Habana fundó el ingenio Guaicanamar, primero movido por tracción animal, y en un extremo de sus cuatro caballerías se edificó en 1690 la ermita de Nuestra Señora de Regla, la cual fue destruida por un temporal en 1692.
El santuario se reconstruyó y se colocó de nuevo la imagen de la virgen negra en el altar principal en 1714; esta fue proclamada en 1717, patrona de la Bahía de La Habana con gran solemnidad religiosa en presencia de las autoridades civiles y eclesiásticos de la capital.
En el año 1733 se construyeron las primeras barracas de pescadores en esa zona, cuya población fue aumentando poco a poco con la llegada de otras familias; y en la edificación anexa a la iglesia vinieron a vivir unos diez ermitaños.
Cuando la toma de La Habana por los ingleses, estos respetaron esa naciente población que, además, no les ofrecía ninguna ventaja y sí muy serios peligros.
Regla era ya un sitio importantísimo para el contrabando, sobre todo de la trata negrera, lo cual obligó a las autoridades coloniales a establecer una administración de rentas.
En 1812, contaba ya con más de dos mil habitantes por lo que tenía derecho a ser ayuntamiento y fue establecido como tal. Desde 1817 este poblado aparecía en los censos y estadísticas oficiales como barrio ultramarino de la capital.
En 1814, como otros tantos, desapareció como ayuntamiento con la Constitución de España y en 1820 fue de nuevo creado para volver a ser suprimido en 1823, siempre estaba a merced del vaivén de las reformas y contrarreformas políticas administrativas de la metrópoli ibérica.
A comienzos de 1858 Regla tenía ya una población de 7 mil 379 personas, que habitaban en más de mil casas.
Así en 1901 de nuevo fue suprimido el ayuntamiento y esta vez anexado al de la capital. En 1912 fue de nuevo creado el ayuntamiento con los barrios que actualmente conforman el municipio de Regla.
El pueblo de Regla no es sólo famoso por su santuario y la devoción a Yemayá, allí también está la colina Lenin, nombrada así el 21 de enero de 1924. Cuentan las crónicas que a las cinco en punto de la tarde del domingo, el alcalde del pueblo de Regla subió a la entonces loma del Fortín. Más de mil personas lo acompañaban, a pesar de la lluvia furiosa. Y bajo la lluvia transcurrieron los dos minutos de silencio y meditación. Después, el alcalde plantó un olivo en lo alto de la colina, en homenaje al hombre que tan para siempre había clavado la bandera roja allá en el centro de la nieve, al líder del proletariado mundial.
Y fue allí también donde Martí pronunció su primer discurso en la Isla.

domingo, octubre 09, 2005

Jesús del Monte


Jesús del Monte es una de las barriadas urbanas de la ciudad de La Habana. Originalmente era un pueblito habitado mayoritariamente por emigrantes canarios, pero el crecimiento extraordinario de la capital hizo que se convirtiera en un barrio más de la ciudad. Su fundación data de mediados del siglo XVII junto al ingenio San Francisco de Paula.

Por allí poseía unos terrenos el sacerdote Cristóbal Bonifá de Rivera, quien en 1695 donó parte de ellos para establecer una iglesia en su zona más elevada. La iglesia se construyó en breve tiempo y fue declarada como auxiliar de una de las parroquias de La Habana en los meses finales del año 1698.

Desde los primeros años del siglo XVIII se establecieron en el naciente poblado algunos vegueros, quienes comenzaron a sembrar de tabaco todos los terrenos que orillaban los arroyos Agua Dulce y Maboa.

El tabaco comenzaba a tomar auge en la economía cubana y se obtenían grandes ganancias. Entonces España, con la finalidad de mantener el control de esta prometedora actividad económica, estableció en 1716 el Estanco del tabaco, que prohibía a los vegueros vender libremente su producción.

En 1723 los vegueros se rebelaron y se amotinaron en Santiago de las Vegas y Maboa por la incautación de sus cosechas, se reunieron en Calabazar unos mil descontentos en actitud sediciosa, y así se continuaron una serie de motines y levantamientos. El más importante fue el de la comarca habanera de Jesús del Monte.

El gobierno español envió doscientos hombres contra los amotinados, quienes se resistieron, pero finalmente fueron vencidos con el resultado de un muerto en la acción y doce colgados en represalia, allí en los árboles de Jesús del Monte, a pocos metros de la iglesia, donde permanecieron todo el día como señal de escarmiento a los demás rebeldes.

Las sublevaciones de los vegueros fueron las primeras manifestaciones de rebeldía entre los criollos.

En 1762, durante el sitio de La Habana por los ingleses, Jesús del Monte fue también teatro de varios encuentros, en uno de los cuales murió José Antonio Gómez, alcalde de Guanabacoa, conocido popularmente con el nombre de Pepe Antonio.

Cuando se restableció la paz y la vida en Jesús del Monte volvió a la normalidad, el pueblo continuó creciendo y progresando. En 1820 fue creado su ayuntamiento de acuerdo con la Constitución española de dicho año, que fuera suprimido en 1823 cuando cesó el régimen constitucional en España y fue convertido en arrabal o barrio extramuros de la capital.

Jesús del Monte vivió durante muchos años del incesante tráfico entre la ciudad de La Habana y sus comarcas meridionales, de la venta de sus frutos en la capital y de la manufactura de sombreros de paja a la que se dedicaban muchas familias obreras. Cuando se inició la explotación del ferrocarril entre La Habana y Bejucal las condiciones económicas de Jesús del Monte menguaron considerablemente.

Con el transcurrir del tiempo Jesús del Monte volvió a florecer, pero esta vez debido a que numerosas familias de La Habana, al poder trasladarse cómodamente hacia el lugar, se dieron cuenta de sus condiciones de clima y demás; y valoraron las posibilidades del lugar como sitio de veraneo y de residencia. Iniciaron desde entonces la construcción de innumerables viviendas modernas y confortables, claras y espaciosas en las cercanías de la popular parroquia, la que en nuestros días observa desde su posición cómo la ciudad de La Habana creció y se desarrolló a sus pies.

En la actualidad aquello es parte del Municipio de 10 de octubre, y la secular calzada lleva el nombre de Calzada del 10 de Octubre.

viernes, octubre 07, 2005

¡Bravo Makeba, Bravo!


La mundialmente conocida Mamá África recibió la Medalla por la Cultura Nacional de manos del ministro de Cultura cubano Abel Prieto, tras concluir su concierto en el Teatro Astral, de nuestra capital, al que asistieron entre otros Jorge Risquet Valdés, la Embajadora sudafricana en La Habana, el cuerpo diplomático, el Dr. Rogelio Martínez Furé y otras personalidades de la Cultura.

Destacó la Excma. Sra.Thenjiwe E. Mtintso, embajadora de Sudáfrica, que “Mamá África ha utilizado su música y su voz como una poderosa arma contra la injusticia y la opresión”. Miriam Makeba agradeció al pueblo y al gobierno de Cuba por el apoyo a la lucha contra el Apartheid y dijo que “en Sudáfrica ya somos libres, ustedes tiene mucho que ver con ello”.

Dicen las leyendas africanas que existían en la antigüedad músicos capaces de transportar a sus oyentes a los mundos sobre los que cantaban. Bastaba con oírlos para iniciar un viaje fantástico a través de tierras lejanas y maravillosas.

En este concierto, un grupo de privilegiados tuvimos la oportunidad de comprobar la veracidad de esas leyendas ancestrales de la también Madre Patria.

Sin duda, Mamá África nos dejó la sensación de haber vuelto de una ensoñación de completa felicidad. A través de casi dos horas de música ancestral y bellas canciones, los asistentes conocimos en su voz la queja del dolor del oprimido negro africano bajo el Apartheid, de sus amargas lágrimas, caminamos por las selvas, tuvimos miedo de las fieras y sentimos el valor de la amistad y la solidaridad en el peligro de la batalla. Supimos lo que es cantarle al triunfo.

La diferencia idiomática no fue obstáculo para entrar en los corazones, aunque Miriam se refirió a los temas de sus canciones en Inglés con esa manera tan peculiar que tiene acompañándose de sus pícaros gestos y sus expresivos ojos.

Desde horas antes del concierto, las puertas del Teatro se veían ya llenas. Se respiraba un ambiente único y especial, porque era posible adivinar, sin mucho esfuerzo, que el reencuentro con la diva africana sería inolvidable. En 1972 fue grande, en 1978 extraordinario y esta vez, maravilloso.

Cualquier ángulo y cualquier momento fue bueno para conseguir una foto, una oportunidad casi única. La expectación se hizo máxima hasta el momento en que se abrieron las puertas, y cada uno se apresuró a ocupar su butaca, un asiento en esa sala que se convirtió en una estancia mágica. La visión de los instrumentos, preparados ya para iniciar el concierto, el sonido de las primeras pruebas, todo hacía presagiar el magnífico espectáculo que nos esperaba.

No había nadie que no estuviera pendiente de lo que sucedía en el escenario, las manos preparadas ya para el aplauso cuando apareció aquella negra fabulosa, y la sala fue un todo al vitorearle. La magia había comenzado.

Y de qué manera, los acordes de Live the Future resonaron con toda su fuerza, iniciando el viaje hacia el llamado continente negro. Tras su ya tradicional Amapondo nos presentó a su grupo y cantantes acompañantes para luego adentrarnos en la tierna interpretación de Africa is where my Herat Lies.

Por si fuera poco, la interpretación estuvo acompañada en todo momento de trío de voces que hacían un coro magistral. Todo se inundó de colores, todo se tiñó de luz contribuyendo a engrandecer la sensación mágica de las canciones en lenguas lejanas y desconocidas, pero con matices cercanos y casi muy nuestros.

Fue un espectáculo portentoso en el que se hacía difícil decidir qué interpretación merecía más aplausos. En Mashakane nos dice “No olvidaremos jamás el oprobioso régimen del Apartheid; pero ya debemos aprender a perdonar”

Y qué decir de la moderna versión de Malaika, que vino a completar un programa ya de por sí satisfactorio.

Y hubo sorpresas, porque Pata Pata, la melodía favorita de los cubanos llegó de una manera nueva haciendo las delicias de todos los presentes, quienes no vacilaron en echar su pasito con la Makeba.

La Makeba, como afectuosamente la llama su público de la isla hizo gala de un tono agudo, pero fresco y cálido como la brisa del mar y a veces grave y seco como el rugido del león.

Los músicos demostraron su valía, dieron lo mejor de sí a quienes la excitación acumulada llevó a aplaudir.

Conforme se acercaba el final, todas las miradas estaban pendientes de Makeba, a la que se le notaba disfrutar en todo momento de la música, acompañando con la cabeza, con las manos, con el cuerpo cada son y cada nota.

Pero no fueron pocas las emociones. Mucho gustó la interpretación de la canción Mama por la señorita Zanzi, nieta de la artista, o la de uno de los miembros del coro con una calidad suprema, o el baile magistral en Bhabhalazi y como colofón West wind, un canto a la unidad africana que según ella canta siempre para los estudiantes, para los niños, “con la esperanza de que su texto les haga comprender la necesidad de estar unidos en nuestro continente, de acabar con las guerras fratricidas, de pelear contra la injusticia”.

Fue una noche de sorpresa de despedida. Todos y cada uno de los presentes contuvieron el aliento, todas las miradas expectantes, clavadas en Makeba, que una vez más no nos defraudó. No es que cantara, es que interpretó de tal forma, le dio tal grado de sensibilidad, ternura, de fuerza que algunos que no habían derramado una lágrima por la emoción, tuvieron, como mínimo, que luchar con ellas.

La voz Makeba, con una sonoridad especial, llegó a un clímax glorioso, perfecto y un potente “¡Bravo!” resonó cuando llegó el gran aplauso final. Muchos minutos de aplausos y ovaciones continuas, que la obligaron a volver a salir al escenario, fueron el justo premio a un trabajo magnífico.

miércoles, octubre 05, 2005

El Museo Napoleónico de La Habana


El Museo Napoleónico de La Habana, inaugurado el 1 de diciembre de 1961, es una institución que presenta a sus visitantes una permanente exposición que atesora la más extensa, variada y valiosa colección de objetos de la época napoleónica, así como objetos personales que pertenecieron al Emperador de los franceses o estuvieron relacionados con su vida.

Es el único museo especializado en Arte Imperio de la isla, específicamente referido a Napoleón Bonaparte, posee en sus fondos más de siete mil 400 obras de arte, en su inmensa mayoría de primera categoría, que incluyen pinturas, grabados, esculturas, muebles de estilo, trajes, equipo militar y armamento, artes decorativas, objetos históricos y una extraordinaria colección de libros raros y valiosos en idioma francés, ingles y español.

La mayoría de las obras de arte con que cuenta el museo pertenecieron a la colección privada del hacendado cubano Julio Lobo. Hoy son patrimonio de toda la nación, para el disfrute y la cultura del pueblo. Otras piezas han sido adquiridas a través de donaciones y compras.

Este Museo figura entre los más importantes del mundo en su materia y se dice que su pieza más interesante es la mascarilla del Emperador, traída a Cuba por su autor, el Dr. Francesco Antommarchi, médico de cabecera de Napoleón Bonaparte hasta su muerte.

Cuando Napoleón murió, Antommarchi participó en su autopsia con ocho médicos ingleses y le sacó la famosa mascarilla con la ayuda del cirujano inglés Burton; además conservó más de un ejemplar con él.

El ambiente político le resultó hostil cuando regresó a Francia, entonces emigró a New Orleans y más tarde de allí a Cuba, de manera que se instaló en Santiago de Cuba, donde había muchos emigrados franceses de Haití, entre ellos algunos militares bonapartistas. Murió allí a los cuatro meses de estar en Cuba porque contrajo la fiebre amarilla.

El edificio sede del museo es una imponente mansión, la Dolce Dimora, imitación de un palacio renacentista florentino del siglo XVI y perteneció al mañoso político italo-cubano de la república en Cuba, Orestes Ferrara y Marino. Desde 1959 es propiedad de todo el pueblo.

Está ubicado en una calle en el extremo lateral izquierdo de la Universidad de La Habana, muy cerca de la populosa Rampa, centro de la ciudad. Tras pasar la verja, las amplias arcadas de su vestíbulo de entrada conducen hacia un bello jardín central. Y hacia su derecha se encuentran las galerías del Museo distribuidas en cuatro pisos.

En la entrada se destina un espacio a las llamadas Muestras del Mes donde exponen extraordinarias colecciones únicas, como son grabados, libros, elementos de artes decorativas, mobiliario, armas, etcétera; todas originales y de época, de lo mejor y más representativo a escala mundial en el tema napoleónico.

El Museo napoleónico es muy original y ofrece esa oportunidad de entrar en contacto con el mundo del gran corso en un lugar de incalculable valor histórico-cultural, único en América Latina, y uno de los cincos más importantes del mundo.

lunes, octubre 03, 2005

A propósito de Mamá África

"En cada comunidad, en cada nación, la gente hace cosas grandes y pequeñas para ayudar a construir un mundo mejor. Pensemos en lo que se ha logrado hasta hoy: viajes espaciales; comunicaciones por satélite, transplantes de corazón. Hoy, hemos llegado adonde ninguna generación anterior hubiera soñado. Pero, ya ven, hoy, 820 millones de personas todavía no tienen bastante para comer. Esto no tiene por qué ser así."

Quien así se expresa es Míriam Makeba, Mamá África para todos los que conocen su música y su obra de la vida, uno de los grandes tesoros de la historia musical mundial, icono de la cultura africana, símbolo de la lucha contra el racismo, el apartheid y la conquista de la dignidad de su pueblo.

Zensile Makeba (su verdadero nombre), hizo que su extraordinaria campaña contra la desigualdad y la injusticia se sumara a su fama mundial por su talento musical, porque la Dra. Makeba, Embajadora de Buena Voluntad de la ONU, recorre toda África para cantar ante millones de personas que sufren.

Míriam Makeba, leyenda viviente, cuya música siempre acompañó al movimiento de lucha contra el Apartheid, se vio obligada a exiliarse después de su apasionado discurso anti-apartheid en 1963 ante las Naciones Unidas, para continuar su carrera lejos de su país natal.

Así ha cantado en el mundo entero y ante personalidades famosas. Ello le granjeó grandes simpatías y el derecho a poseer la ciudadanía de numerosas naciones de África y otros continentes, entre ellas la cubana. Hecho que quizás no conozcan muchos miembros de nuestra más joven generación, pero que demuestra nuestra admiración y respeto por esta gran mujer.

Mamá África dice sentirse muy feliz porque cuando regresó del exilio de tres décadas a su tierra algunos decían: “Los viejitos están de regreso”, sin embargo, esos jóvenes cantaban sus canciones y ve con placer cómo la juventud sigue apegada a la música africana pese a lo que oyen por la radio; pues, según ella, cuando escucha esas emisoras no sabe si está en África o en California.

Durante la década de los 50, siendo una de las mayores figuras del jazz en Sudáfrica, decidió irse a los Estados Unidos donde cantó, entre otros, con su especial amigo Harry Belafonte, Paul Simon y Nina Simone. Su mundialmente famosa canción Pata Pata, verdadero suceso internacional en 1967, se convirtió en la primera canción africana que alcanzaba los primeros lugares de los rankings de música pop. Y hasta nuestros días se siguen escuchando versiones por nuevas generaciones de cantantes en todas las latitudes.

La preocupación de esta artista de calibre internacional por los derechos humanos y la justicia social le han valido grandes honores y reconocimientos como líder humanitaria en todo el mundo. Cuando regresó a Sudáfrica, en 1990, Nelson Mandela y otros líderes del movimiento anti-apartheid le rindieron tributo por sus luchas en el exilio. La legendaria Mamá África, Embajadora de la FAO, dedicó la canción Masakahane a la organización, y ha participado en diversos acontecimientos y espectáculos organizados por esta, como son los conciertos de TeleFood celebrados en varios países

Homeland (Patria), uno de sus discos, es una verdadera joya, nominado para un Grammy como Mejor Álbum de Música del Mundo, marca el triunfal retorno de una de las grandes figuras musicales del mundo quien ahora realiza su última gira internacional por 52 naciones, antes de retirarse del mundo del espectáculo, y volverá a encontrarse con sus también conciudadanos de Cuba.

La Biblioteca Nacional José Martí


EL 18 de octubre de 1901, por una Orden Militar del gobierno interventor norteamericano, se fundó en la ciudad de La Habana la Biblioteca Nacional. Dicha Orden también designó a su primer director Don Domingo Figarola Caneda, quien donó los tres mil primeros volúmenes.

A propuesta del sabio cubano Dr. Fernando Ortiz esta institución cultural fue nominada José Martí, en el año 1949, siendo este uno de los acontecimientos que como homenaje se le rendirían al Apóstol en ocasión de su centenario. El 12 de junio de 1957, se inauguró el majestuoso inmueble que ocupa en la actualidad

Debido las condiciones adversas imperantes en aquel momento y en los años de la pseudo república, la institución tuvo un lento desarrollo; pero a partir de 1959 se le ha permitido cumplir su función de institución responsabilizada con la custodia del patrimonio bibliográfico nacional, además de las otras importantes funciones que se les asignan a este tipo de biblioteca a escala internacional.

La edificación que le sirve de sede posee excelentes cualidades para la realización de su función socio cultural. Se encuentra ubicada en la céntrica Plaza de la Revolución, mirando hacia la monumental escultura del héroe nacional José Martí. Es la más grande de todas las bibliotecas del país.

Tiene a su cargo la dirección metodológica del Sistema de Bibliotecas Públicas del país, asume la orientación técnica del Programa Nacional por la Lectura y atesora el Archivo Central del Ministerio de Cultura. Institución clave en el universo cultural cubano, atesora el patrimonio documental y bibliográfico de nuestra nación. Ella actuar como centro de promoción cultural para toda la comunidad además de brindar servicios de información y referencia, tanto humanista como científica, a la población en general.

La Biblioteca Nacional con sus más de cien años de existencia adquiere constantemente un gran relieve porque sus colecciones, como primer centro bibliográfico de la nación, no dejan de crecer en extensión y en profundidad, en correspondencia con la larga tradición cultural del país.

La Biblioteca Nacional José Martí atesora aproximadamente dos millones y medio de documentos fechados entre los siglos XIV y XX. Sus fondos incorporan cerca de 14 mil piezas entre libros y folletos correspondientes a los siglos XVIII al XX, más de 2 mil ejemplares impresos entre los siglos XV y XVIII, más de 25 mil piezas en la mapoteca, 11 mil títulos de afiches cubanos y más de cien mil fotografías.

Es la Biblioteca Nacional José martí, lugar de obligada visita para aquellos que se interesan por el mundo de la investigación bibliográfica. Si usted es uno de ellos, ya sabe que sus puertas están abiertas para recibirlo y ofrecerle el inmenso tesoro del saber que sus paredes guardan.