En las tablas cubanas, estos son días de celebraciones, y entre ellas se destaca el concierto por el XIII Aniversario de una sui géneris orquesta de cuerdas la cual despide una elevada dosis de cubanía en nuestro panorama musical sonoro, La Camerata Romeu.
Desde aquel 4 de septiembre de 1993 en que se presentó en el Teatro Nacional de Cuba este ensemble de cuerdas formado por estupendas y talentosas ejecutantes, su camino de éxitos se ha venido ampliando y ya va mucho más allá de lo que originalmente soñaron ellas y su directora la virtuosa Zenaida Castro Romeu.
En la sede permanente de la agrupación, la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, donde sistemáticamente interpretan lo mejor del repertorio de cámara de la música cubana y latinoamericana, tuvo lugar un concierto en el que estuvieron invitados muy especiales, para festejar este aniversario: el célebre actor cubano José Antonio Rodríguez, Premio Nacional de Teatro 2003 y la excelente pianista Ana Martin.
Los acordes de las cuerdas de la Camerata deleitaron a los presentes con un rico programa basado fundamentalmente en la música recogida en el último de sus discos, cuya grabación fue realizada en conciertos en vivo. Cuenta ya la Camerata con una muy aceptada discografía integrada por los CDs Cuba Mía, Danza de las Brujas, Raigal, un monográfico de Roberto Valera en producción, Non Divisi y La Bella Cubana.
Tras las palabras de su directora, quien hizo un recorrido por la incansable labor de la Camerata durante estos 13 años, se inició el concierto cuya primera parte la constituyeron las piezas que forman parte de la última propuesta de la casa disquera Bis MUSIC, el disco de la Camerata titulado Tampa-Habana-Oslo.
Música Argentina para Cuerdas, de Gerardo di Giusto fue la primera ejecución de la noche, la cual arrancó fortísimos aplausos del auditorio. Le siguió Suite Caribe de James Lewis. La magistral interpretación musical y vocal en esta exquisita pieza que se me antoja de fusión, término muy de moda en la actualidad, por la presencia de varios ritmos caribeños, puso de manifiesto un excelente empaste de voces imbricadas armónicamente con los sonidos de la percusión producida por las ejecutantes sobre la madera de sus instrumentos de cuerdas, manteniendo así la base rítmica latino caribeña.
Hoe Down de Aaron Copland también hizo que el concierto alcanzara un altísimo vuelo musical.
Árbol de mi alma, donde se toman y musicalizan textos de José Martí, con arreglo de Cary Rosa, miembro de la orquesta y una sobria interpretación vocal de Yadira Cobo quien inundó el salón con su melodiosa voz.
Muy gustado resultó el increíble arreglo de samba hecho por la violinista Jenny Peña Campos, también miembro de la Camerata. Fue realmente fabuloso el tratamiento dado al popular “tumbao sonero” cubano.
Muy original nos parecieron las bien ensambladas conversaciones interpoladas por las intérpretes, así como sus manifestaciones de júbilo dando un matiz popularísimo y coloquial sin perder la línea melódica la cual se ve enriquecida de este modo.
Momento especialísimo fue la interpretación de los versos de Dulce María Loynaz en voz del siempre bien aclamado José Antonio Rodríguez, un verdadero maestro de la declamación con una significativa mezcla de fuerza expresiva y ternura.
Y como colofón se produjo la presentación de Ana Martin con sus dos más recientes composiciones: Danzón por la partida y A mis padres queridos. Para la interpretación, además del acompañamiento de la Camerata Romeu, se sumaron los músicos Iya Mezenova (flauta), Lino Alberto Pedroso (percusión menor) y Alián Ortiz (batería).
A mis padres queridos recibió una extraordinaria lluvia de aplausos. En esta pieza las notas musicales, en especial sinestesia nos evocan el olor del amanecer en la campiña cubana mezclado con la ternura del jardinero cultivando amorosamente la flor fruto de sus esfuerzos.
Lo más auténtico de la música criolla, popular, campesina y sublime se fundió desde el campo sonoro del piano a la sabia musical de la Camerata Romeu para dar una obra colosal.
Y para regocijo de todos se presentó también un nuevo perfume que saldrá al mercado bajo la firma de Suchel con el sonoro nombre de Camerata, digno homenaje a estas estrellas de las cuerdas cuya fragancia musical estará ahora siempre en el aire.