Desde su estreno absoluto el 20 de noviembre de 2004 en la sala teatro Adolfo Llauradó, la directora de esta puesta en escena, Bárbara Rivero, deseo ver el espectáculo con la actriz Monse Duany, en el escenario del centro nocturno La Red (ubicado en 19 entre K y L, en El Vedado), donde nació el fenómeno La Lupe, todo parece indicar que en el año 1960, ya separada del trío Tropicuba, con el que comenzó su carrera como cantante junto a su primer esposo Eulogio "Yoyo" Reyes. Luego de grabar como solista bajo el sello DisCuba el LP "Con el diablo en el cuerpo", Lupe Victoria Yoli Raymond se convirtió rápidamente en una de las más atractivas, aplaudidas y triunfantes figuras del mundo musical cubano, por lo que los habaneros hacían largas colas o filas en las afueras de La Red para ver a esta mujer, que al decir del cineasta español Pedro Almódovar "tenía un carácter efervescente y altamente combustible".
Norma Yoli Raymondi, hermana de La Lupe, residente en La Habana, quien asistió especialmente invitada a la función de La red, quiso aclararme que aunque se han difundido diversas fechas, según consta en una copia de la partida de nacimiento que ella tiene en su poder, la gran cantante que murió en New York el 28 de febrero de 1992, había nacido el 23 de diciembre de 1936 en el barrio San Pedrito de Santiago de Cuba, por lo que por estos días estaría cumpliendo 71 años. Norma, que ya cumplió los 76, se sintió felizmente emocionada por este acto de recordación. En una de las imágenes, el director teatral Carlos Díaz muestra su pull-over en el que lleva impreso el texto "Puro Teatro", título de uno de los grandes éxitos de quien, con su peculiar estilo interpretativo, polémica y provocativa, revolucionó el ambiente musical caribeño de su época, triunfó en importantes escenarios de México, Venezuela y EE.UU, y falleció en la ciudad de New York, tras vivir en albergues públicos y sufrir precarias condiciones económicas, cantando y grabando algunas canciones evangélicas, prácticamente olvidada por todos. La Lupe, en sus mejores y peores momentos, siempre confesó el sufrimiento que le provocaba su nostalgia por La Habana.
Irreverente, marginal, hiriente, trepidante, teatral, visceral, impúdica, salvaje, ciclónica, agresiva, demente, sensual, escandalosa, excitante, única, truquera, descarada, excéntrica, legendaria, irrepetible…
¿Pero, quién era esta mujer que no cabía en sí misma? ¿Quién era, que no alcanzaban las palabras?
Y por si no bastase, el testimonio de algunos que sabían muy bien cuanto decían: “Eres un genio”... (Pablo Picasso)... “La creadora del arte del frenesí” (Hemingway)… “Un animal musical“ (Jean Paul Sartre).
¿Sabría Pedro Almodóvar que al incorporarla en la banda sonora de su película Mujeres al borde de un ataque de nervios, iba a contribuir a la resurrección de un mito?
Me temo que a eso apostó, porque nadie hubiera podido desgranar con aquella voz suya el tema Puro teatro, y cómo no hacerlo si su vida, había sido un drama.
Desde entonces, el mito de La Lupe ha intentado traspasar las fronteras de la sombra; aunque penetrar su vida sea como hilar un collar de fuego.
La Sala Llauradó en esta reposición sigue siendo poco espacio cada noche para recibir a todos los que concurren a un encuentro con La Lupe. Muy significativa fue la exclamación de algunos presentes: “Bajó, la Yiyiyi bajó”. Ahora sólo queda la nostalgia y la complacencia de ver en escena a una actriz de la talla de Monse Duany regalándonos la vuelta de La Lupe. (con la colab. Reinaldo Cedeño)