domingo, agosto 24, 2008

Las Sílfides para las mujeres cubana




El Ballet Nacional de Cuba realizó una función especial dedicada a las mujeres cubanas, en la tribuna antiimperialista José Martí.
Gladis Gutiérrez, integrante del Secretariado Nacional de la Federación Estudiantil Universitaria, destacó que la emblemática institución cultural nació del pueblo y a él regresa al homenajear el aniversario 48 de la Federación de Mujeres Cubanas.
Destacó que vida, patria y libertad se sintetizan en la mujer y rindió homenaje a la primerísma bailarina Alicia Alonso, directora general del BNC, que celebra sus 60 años de existencia.
El programa incluyó el ballet neorromántico Las sílfides, coreografía de la Alonso sobre el original de Mijail Fokin, pieza que inició toda una renovación en el arte danzario a principios del siglo XX y que representa una de las joyas del repertorio de la compañía cubana.
Las sílfides, espíritus de los bosques con sus albos y flotantes vestidos se apoderaron de ese escenario privilegiado a la vera del Malecón habanero, testigo de excepcionales momentos del pueblo cubano.
Sincronismo perfecto y una atmósfera irreal de cuento de hada protagonizaron esta pieza, una de las esenciales para mostrar la maestría del cuerpo de baile cubano que lo asume hasta en sus más mínimos detalles para un público poco habitual.
Muy pocas ocasiones este refinado arte se presenta en espacios abiertos, pero a pesar de las inusuales condiciones la veracidad de los bailarines cubanos pudo prescindir de cualquier artificio y presentarse sin afeites hasta ante el más exigente fanático.
Sin duda este es todo un acierto de la UJC al incluir en el programa Vive el verano las calidades de esta manifestación que algunos consideran elitista y de cenáculos.
Cerró la velada Acentos, una breve pieza del joven y prolífico coreógrafo Eduardo Blanco recién estrenada en el Festival La huella de España y que magnifica la excelente preparación técnica y artística de los intérpretes.
Serafín Castro, Yonah Acosta, Camilo Ramos, Yanier Gómez y Alejandro Silva hicieron derroche de ritmo y fuerza y encantaron a los presentes con sus sorprendentes e inesperados perfectos giros acrobáticos, en una noche en que el público quiso que la velada continuara.

lunes, agosto 18, 2008

Barcos antiguos y otras historias infantiles frente al mar



Frente al mar, ese universo que tantas historias y leyendas ha generado en la literatura, específicamente en su versión infantil, será el escenario de otra Noche de los Libros que servirá de colofón a la campaña Lecturas de Verano.

Desde la fortaleza de La Punta hasta la Plaza de Armas, la Avenida del Puerto se inundará el próximo día 29 de amantes del libro atraídos por iniciativas donde los más pequeños serán privilegiados, con el Festival del Papalote, concursos de disfraces y presentación y venta de títulos.

La Editorial Gente Nueva convoca al concurso Mi personaje favorito, al cual los niños acudirán esa tarde disfrazados de personajes de la literatura infantil cubana o universal.

Desde Elpidio Valdés y María Silvia, Pelusín del Monte, La Marcolina, Pinocho, El Principito, Blancanieves, La Cenicienta, Pippa Mediaslargas, hasta Simbad el Marino o la Sirenita, entre otros, disfrutarán en esa fiesta en favor de la lectura.

Un jurado premiará a las mejores representaciones y los ganadores podrán pasear en coche por el área del Malecón.

Mientras, las imágenes de esos mismos duendes, musas y protagonistas de las aventuras literarias para niños ondearán en los cometas que asistan al Festival del Papalote.

Entre los libros más solicitados se encuentra Barcos Antiguos, perteneciente al plan color de la editorial Gente Nueva, la cual también tendrá otros títulos disponibles en los puntos de venta del litoral.

Antes del día 29, también muy cerca del mar, los infantes ya estarán de pláceme cuando se presente Un libro con muchos gatos, en el habitual Sábado del Libro del Palacio del Segundo Cabo, el 23.

Esa antología realizada por el destacado escritor para niños Enrique Pérez Díaz reúne cuentos, poemas y canciones de diversos autores fascinados por los simpáticos felinos.

jueves, agosto 14, 2008

Terminó taller de danza contemporánea




Médicos, informáticos, profesores, trabajadores sociales e instructores de arte, componen la masa heterogénea de alumnos que concluyeron el taller de verano ofrecido por Danza Espiral, en esta ciudad.

Para María Antonia Simeón, profesora universitaria de 50 años de edad, estos días de clases danzarias le permitieron ampliar su conocimiento sobre ese arte, utilizar el tiempo libre y mejorar la calidad de vida mediante ejercicios y prácticas de bailes cubanos y de otras latitudes.

Como una feliz coincidencia María Antonia fue alumna junto a sus tres hijos Frank David, Pablo Antonio y Víctor Manuel y bailaron coreografías como Las calles de mi ciudad, y una conga que forma parte del repertorio de la compañía.

El espectáculo final de ese taller de verano auspiciado por Espiral, concluyó este jueves en el teatro Sauto, de la ciudad de río y puentes, con la participación de los casi 80 matriculados, cifra record, e incluyó piezas del folklor, danza moderna, bailes caribeños y flamenco, entre otros.

Liliam Padrón, coreógrafa y directora de la Compañía Espiral, dice que los bailarines convertidos en profesores realizaron una gran labor, estos cursos de verano posibilitan la retroalimentación con quienes serán luego un público conocedor y cada vez más culto, afirmó.

Padrón, con más de 20 años de experiencia en la labor con personas aficionadas al arte de la danza, catalogó de exitoso el taller, y llamó a las personas de la tercera edad a que se incorporen el próximo año, como una alternativa para mejorar también la calidad de vida.

lunes, agosto 04, 2008

La restauración y conservación en manos jóvenes: Carlos Moré Leonard


En Nuestra isla los museos son los sitios que por excelencia conservan gran parte del patrimonio cultural cubano. Y entre ellos reviste relevante importancia el Museo Nacional de Bellas Artes, institución insignia de la museología en Cuba.

La restauración del patrimonio cultural, como proceso de recuperación de valores de la cultura material, propone un ejercicio reflexivo que no se debe asumir a la ligera: la puesta en valor de un bien patrimonial está definida por los intereses de los diversos actores que se relacionan con la significación de este.

En Cuba, además de los recursos materiales y financieros que la labor de conservación y restauración requiere, es necesaria una fuerza altamente calificada, y es en esta dirección que desarrolla su labor el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM), tanto en la ejecución de esta tarea especializada, como en la superación de especialistas y en la investigación.

Asimismo, esta especialidad en el Instituto Superior de Arte, constituye una vía más para elevar la calidad de la restauración de bienes patrimoniales en el país.

Uno de esos especialistas nos recibe y nos cuenta sus experiencias, el artista y restaurador Carlos Moré Leonard, de 32 años de edad.

Moré inició sus pasos en el taller José Fowle, adjunto al Hurón Azul en Párraga, donde realizaba dibujos y labores de modelado bajo la guía de los profesores Carlos Rojas y José Duvergel.

Su sólida formación está basada en su paso por el Centro Escultórico de 10 de Octubre, su preparación en pintura con profesores de San Alejandro y un breve tiempo en el Taller de Manero, en el municipio Playa de la capital.

Carlos se graduó en la Academia de San Alejandro en la especialidad de escultura.

Es entonces cuando llega al Museo Nacional de Bellas Artes. Sobre ello nos dice que “el hecho de trabajar en un museo como este, le da la medida del acercamiento de lo que es la cultura con el público; un público siempre muy diverso. No hay en ese caso una clasificación absoluta de un solo público; porque existe el público èlite que se puede encontrar en cualquier esfera artística de la sociedad, el conocedor; pero existe otro con características muy diferentes.

“Lo importante es saber llevarle a ese público el conocimiento de lo que se ha hecho y se hace en el arte en nuestro país a la vez que en la institución se atesoran las colecciones que conforman el patrimonio o fondo del museo.

“Y precisamente la labor del restaurador consiste en tratar de mantener los valores de ese patrimonio.”

Según una conocida especialista, nuestros museos han madurado en su intenso accionar y muestran que ya no son sólo fuentes de información o instrumentos de educación sino que han ido convirtiéndose en espacios y medios de comunicación para la sociedad y así son reconocidos por la comunidad.

Trabajando en el Museo Nacional de Bellas Artes, Carlos Moré inició sus estudios de Licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes y Muebles en el Instituto Superior de Arte y en el CENCREM. Ello nos da la medida del constante ascenso en la calidad de su trabajo de conservación y restauración dentro del MNBA.

A pesar de sus pocos años como conservador y restaurador, Moré ha realizado diversos trabajos de restauración en pintura de caballete. Algunos ejemplos son las obras Puesta de Sueño, de Flavio Garciandía, Retrato de Raúl Roa, de Jorge Arche, así como varias obras de Amelia Peláez y otros que con frecuencia se exhiben en las salas de la institución.

“Restaurar cualquier obra, no importa su tipo, forma o época, nos dice Carlos, siempre que sea verdadero arte, digno de ser conservado para las generaciones posteriores, constituye una tarea de mucha responsabilidad, dedicación y amor.”

Indagamos con el artista ¿Por qué restaurador de piezas museables?

Piensa que por sus inquietudes propias a la hora de hacer y realizar su trabajo y de valorar el de quienes le precedieron. Reconoce que esta labor le sirve mucho como apoyatura y consolidación a cualquier artista plástico en el momento de crear su propia obra.

Según Moré Leonard, este trabajo le permite tener una noción más exacta y cierta precaución cuando se trata de seleccionar los materiales que utilizará, sus características, físicas, químicas, su durabilidad y otros elementos esenciales para el artista en dependencia del soporte a emplear.

La restauración es un campo que se viene desarrollando paso a paso y considera que comparado con otros países que tienen una larga tradición como es el caso de España o Italia, se está haciendo muy bien en Cuba.

Destaca la seriedad y la manera acuciosa con que se debe trabajar, pues se requiere analizar y adaptar toda la bibliografía y documentación existente, europea en casi toda su totalidad, teniendo en cuenta las condiciones de nuestro clima tropical.

Si se estudia científicamente, ello ayuda a ser más metodológicos y mejores técnicamente. Apoyados en las ciencias se desarrollan con mayor certeza los procesos para llegar a conocer los tipos de materiales, soportes, problemas que pueda tener una pieza y a la vez poder trazar un plan de intervención.

Es preciso saber seleccionar la sustancia que se aplica a la pieza de manera que el resultado no sea negativo o lamentable. Es este un trabajo de mucho cuidado.

Existen normas y cartas estipuladas para evitar agredir a la pieza, aunque toda restauración conlleva en sí una agresión a dicha pieza. Pero se integra lo técnico con lo científico.

La restauración es una disciplina que se fundamenta en la investigación de la cultura material, a través de la intervención sobre los valores que la componen; de esta manera los criterios de actuación sobre las piezas, se deben desarrollar tras un amplio conocimiento de estas y la estructuración de un proyecto de investigación que muestre claramente los objetivos y alcances del trabajo. Si bien el elemento medular de la labor en la mayoría de las veces, es actuar sobre la materia, esto es sólo el resultado final de una serie de indagaciones, reflexiones y estudios previos.

Nos dice Carlos Moré que ante un caso de restauración, que es como una medida curativa de la obra, previamente se obtiene información sobre el artista que la creó, cómo vivió, qué materiales de la época utilizó, cuándo, en qué clima, etcétera. Toca al restaurador buscar los materiales más cercanos posibles y que logren la mayor similitud con los originales.

Es este un trabajo importantísimo porque apoya la finalidad del museo, que se cumple en la medida en que se consigue un mayor acercamiento de este al público.

Carlos Moré Leonard, como artista que es, no se define en un estilo determinado por su juventud. Considera muy temprano y poco sano hacerlo. Está en una etapa aún de aprendizaje, tomando a la figura humana como pretexto, como forma de expresarse.

Ha trabajado de diferentes formas: escultura no abstracta, pero muy cercana a la definición de la forma volumétrica. Nos cuenta que empieza a trabajar y el mismo material, las propias vetas de la madera o del mármol le van sugiriendo las formas.

En la pintura comienza con un boceto y lo va desarrollando. No se considera un pintor, se define como alguien a quien le gusta dibujar y a la vez aplicar formas y color sobre el soporte determinado.

Ha participado en exposiciones personales y colectivas, esencialmente con pinturas, dibujos y esculturas dentro y fuera de Cuba. Ha viajado al exterior en el Movimiento de la Exposición El dinero en el arte que transitó de Madrid a Valencia en el año 2007.

Algunas de las exposiciones en que ha tenido participación son: Muestra personal “Estudios y Reflexiones”. Sala transitoria del Museo Municipal de 10 de Octubre, (1997); Exposición colectiva en Suecia, Dinamarca y Noruega, (1999); “La puerta de la amistad “evento escultórico estudiantes de las universidades de España y Canadá en San Alejandro, (2000); Muestra personal “Fragmentaciones “en la galería José Antonio Díaz Pélaez, (2002) y otras.

También ha colaborado con revistas como dibujante y en actividades educacionales como talleres de creación infantil.

En resumen, Moré reafirma que restaurar un objeto es mucho más que devolver una forma perdida, descubrir o develar una decoración oculta por los deterioros o alteraciones de los materiales constitutivos o proponer una presentación estética final al público.

Al ocuparse de los productos o evidencias materiales de determinado grupo social, estilo o época, la restauración se inserta como elemento dinamizador al procurar conservar dichos objetos en el tiempo, y así mismo, mediante la intervención, facilitar la aprehensión del patrimonio cultural por parte del medio en el cual se encuentra.

sábado, agosto 02, 2008

Sosabravo con “Un margen a la sorpresa” en la Servando Cabrera Moreno


Un margen a la sorpresa es el título de la exposición que uno de los más ilustres y polifacéticos creadores del paisaje artístico-cultural cubano en la isla desde el pasado siglo, Alfredo Sosabravo, presenta desde este 31 de julio en la sala transitoria del Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno de nuestra capital.

Concebida dentro del contexto de las actividades por el Aniversario 85 del natalicio de Servando Cabrera Moreno, la muestra está integrada por una representación del notable espectro creativo de los soportes que emplea el artista, entre ellos la cerámica, el collage, la escultura en bronce y obras en vidrio de Murano.

Sosabravo es el primero de los artistas que expone por el aniversario del nacimiento de Cabrera Moreno en esta institución convertida en plataforma de la serie de actividades que festejan la importancia de ese creador dentro de la cultura cubana.

El Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno es un lugar pensado para trasladar al visitante a su mundo personal y su creación, el cual ofrece magníficas propuestas culturales muy a gusto de todos los públicos

Graduado de San Alejandro Servando Cabrera estuvo muy vinculado al teatro y al diseño de vestuario y escenografía. Famosas son sus colecciones o series Campesinos y milicianos, Héroes, jinetes y parejas y Rostros guerrilleros.

Sosabravo (Manuel Alfredo Sosa Bravo) se inspira en la naturaleza, la vegetación, las aves y los peces. Su cerámica recrea las formas propias de la naturaleza y del cuerpo humano.

Entre sus premios se encuentran el Primer Premio en Litografía, Salón Nacional de Dibujo y Gráfica de la UNEAC, en 1969; Medalla de Oro XXXIV Concurso Internacional de Cerámica Contemporánea, de Faenza, Italia, en 1976; Trienal de grabado Víctor Manuel en La Habana,1979; Distinción por la Cultura Nacional en 1981; Premio en Escultura, Salón Paisaje Museo Nacional de Bellas Artes en 1982; Diploma de Honor, Cuatrienal de Arte Decorativa en Erfurt, Alemania,1986; Medalla Alejo Carpentier en 1988; la Orden Félix Varela de Primer Grado en 1994 y Premio Nacional de Artes Plásticas en 1997 por el conjunto de toda su obra. También obtuvo el título de Profesor Honoris Causa del Instituto Superior de Arte de La Habana en el año 2000. La República de Italia le confirió en el año 2006 la Orden al Mérito en Grado de Cavalieri.

Sosabravo ha participado en innumerables exposiciones personales y colectivas en los más disímiles lugares, dentro y fuera de la Isla, con un espacio muy especial en el Castillo de la Real Fuera y el Museo Nacional de Bellas Artes.

Sus obras de carácter ambiental, destacadas por la fuerza poética, su colorido y la intención volumétrica, contribuyen a afianzar su prestigio como uno de los grandes de la plástica contemporánea. Muchas de sus obras forman parte de importantes coleccionas en instituciones además de en colecciones privadas dentro de Cuba y en el extranjero.