Sin acudir a rebuscados adjetivos, ni a los tan manidos “maravilloso”, “excelente” o “extraordinario”; sin hacer uso de la tan gastadas frases “concierto de lujo” o “presentación irrepetible”, bien vale la pena apelar al sentimiento y a la emoción vividos en la última edición de “Todo por amor”, la cita musical que cada mes tiene lugar en la Sala Lecuona del Gran Teatro de La Habana, convocado por la pianista cubana Ana Martin, su música y sus invitados.
Esta vez tuvimos el placer de reencontrarnos con ese virtuoso de la trompeta que es Yasek Manzano Silva, considerado el trompetista más talentoso de su generación, uno de los máximos exponentes del jazz en la Isla y de un merecido reconocimiento internacional, para deleite de todos los allí reunidos. Se presentó acompañado de sus también jóvenes músicos percusionistas, quienes dieron una muestra de su calidad artística en una descarga de jazz donde las improvisaciones produjeron fortísimos aplausos. La formidable imbricación entre el piano de la Martin y la ejecución, siempre noble de este artista invadieron el recinto para nuestro beneplácito, dejándonos siempre una sensación de paz y gratitud.
El profesor Carlos Ruiz de la Tejera, ese artista capaz de hacernos reír o llorar, no dejó de regalarnos su siempre bien agradecida interpretación de Desiderata, con música de la pianista, que fue largamente ovacionada. Un caudal de voz, dulzura, temperamento y las más encontradas sensaciones nos llegaron con Niurka Ribeaux, una cantante de talla extra, aplaudida y aclamada por quienes tuvimos el placer de escucharla una vez más en interpretaciones tan cubanas como Perla Marina, Drume negrito o el rítmico Sóngoro Cosongo.
La limpieza interpretativa, el porte y el buen tino a la hora de seleccionar su repertorio, hacen que Niurka nos permitiera disfrutar de momentos inolvidables con obras de alto vuelo y exigencia técnico vocal.
¡Prodigiosa la unión de su voz a la trompeta de Manzano y el resto de los músicos!
Bajo y hombre, hombre y bajo, en una fusión armoniosa consiguieron una sonoridad muy especial. Es ese el resultado del desvelo del joven artista, Michel Salazar, con su bajo eléctrico, camino de convertirse en toda una autoridad en su instrumento.
¡Fascinante la conjunción del bajista con la pianista, y ni qué decir con la Orquesta de Cámara, el trompetista y la cantante!
La juvenil Orquesta de Cámara de Ana Martin, compuesta por estudiantes de música, mantuvo su apoyatura al nivel que el espectáculo requirió, haciendo un buen acompañamiento en el que no fue posible encontrar fallas o desaciertos.
El joven colectivo se elevó y consiguió ponerse a tono con los músicos allí reunidos. Se destacó la interpretación del cuarteto A cello con una movida pieza de Chucho Valdés, y el arreglo musical de la Martin.
Deliciosa la unión de Ana con Yasek, sus músicos acompañantes y Salazar para regalarnos un momento del más puro jazz criollo, donde el contrapunteo entre los distintos instrumentos nos dejó con deseos de disfrutar aún mucho más. La siempre mesurada y sobria conducción de Marialina Grau sirvió de puente y sabia información entre los distintos momentos o bloques de la noche, poniendo de manifiesto su magisterio para
enriquecer la apreciación musical del público, entre los que se encontraban el agregado cultural de la Embajada de Venezuela en Cuba, funcionarios de la empresa musical Adolfo Guzmán, turistas, miembros de la prensa extranjera acreditada en Cuba y los fieles seguidores de la obra de Ana Martin.
No faltaron los repetidos reconocimientos a la labor que realiza esta experimentada pianista con los músicos jóvenes, quienes enriquecen sus conocimientos y se foguean en la interpretación de la buena música. Yasek, en franco agradecimiento, destacó cuánto aprendió a su lado y cuánta confianza le infundió en sus inicios.
Pocas veces se consigue reunir buen arte, variado y auténtico, como lo vivido en “Todo por amor”, ya convertida en cita obligada en el anochecer de la ciudad, el segundo domingo de cada mes.
Sólo lamentamos que la sala se va haciendo pequeña para tal convocatoria, pues parte de los asistentes debió permanecer de pie al fondo del recinto. (Tomado de Trabajadores.cu)