sábado, mayo 08, 2010

Todo por amor, Ana Martin en concierto

Dedicado a las madres porque sólo una madre sabe lo que quiere decir amar y ser feliz.


Cuando el buen gusto, la experiencia, las ganas de hacer un arte fino, con una intención sublime, el piano toma la palabra y nos lleva desde las más simples melodías suntuosas hasta las combinaciones más rápidas y las interpretaciones más vigorosas. Todo eso lo constituyó el concierto ofrecido por la pianista cubana Ana Martin y sus invitados en el Teatro cubano del Museo de Bellas Artes en la ciudad de La Habana.

Dedicado a las madres y a la memoria de la suya en especial, porque los seres humanos son lo que sus madres han hecho de ello, porque como bien dijera la artista, todo lo que es y lo que espera ser, se lo debe a la angelical solicitud de su madre; fue esta una tarde llena de prodigios y una sostenida calidad donde la anfitriona, famosa ya por su exigencia musical, calidad interpretativa y fecunda composición, nos deleitó unida a sus invitados de manera que por mucho tiempo no será fácil olvidar tal tributo a las creadoras de nuestros días, de nuestra existencia.


Un total de veinte composiciones fruto del talento creativo de la Martin, para piano, orquesta de cámara y otros acompañamientos, unidas a creaciones de Eliseo Grenet, Moisés Simons e Ignacio Villa, constituyeron el ambicioso programa del concierto “Todo por amor”.


Como ya nos tiene acostumbrados, la pianista y sus invitados nos deleitaron con composiciones de una línea melódica de primer orden, atractivísima construcción sonora, y una brillante y hermosa presentación en cada uno de los casos.

Dúos, tríos instrumentales, quintetos, canciones y declamación se mezclaron todos en un ajiaco musical sublime.

La dulzura de Tema para un ángel, dedicado a la madre de la pianista, la placidez del criollísimo Zapateo, la gracia de La lata de Cristóbal, el ritmo de Tras el horizonte, donde la percusión y la flauta de Iya Mezenova se imbrican al piano, crearon un éxtasis supremo.


Las cubanísimas interpretaciones de ¡Ay amor! Y Drume Negrita por Niurka Ribeaux, la gracia contagiosa de ¡Ay chico, pero Pastor! por Verónica Velázquez y la inigualable recreación de Chivo que rompe tambó realizada por el maestro Carlos Ruiz de la Tejera, fueron momentos de altísimo vuelo artístico.


La fuerza de la guitarra de Adalberto Valdés en coqueteo con el piano, que se apreció en la composición Azul, el maridaje entre la flauta y el clarinete haciéndole la corte al piano en Camaguey y Homenaje a Bach, el tierno y armonioso dúo de Verónica y Omar Amet en Un tema para dos y el estreno de En busca de tu ser, llenaron la sala de una atmósfera melódico armoniosa verdaderamente espectacular.

Bajo la magistral dirección artística de Henry Gutiérrez con la asistencia de dirección de Ernesto LLerena, la amena conducción de Felipe Romero, el reconocimiento a los excepcionales logros en música y promoción de las artes y la cultura cubana de Ana Martin, el concierto “Todo por amor” dedicado a todas las madres fue mucho más allá de la intención de rendir homenaje a quienes poseen el paraíso en su regazo, porque muchas maravillas hay en el Universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno.

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