A los pueblos de Haití y Jamaica estuvo dedicado el acto por el Día Mundial de la Diversidad Cultural, celebrado en la Sociedad Caribeña de Cuba.
María Rolock, presidenta de esa institución que el próximo año arriba a su aniversario 80, destacó la fuerza de la cultura para convivir en un mundo mejor y de paz y dijo que el pueblo haitiano recibe lo más valioso de sus hermanos en la rehabilitación de su patrimonio espiritual y material.
Elogió el rico panorama de formas de vivir, expresarse, sabores de su cocina, colores y formas en el universo caribe y dijo que esa diversidad, tan necesaria como la de la flora y fauna, es un patrimonio común que garantiza el desarrollo armonioso y conjunto de todos estos países.
Fernando Burgman, coordinador del Equipo de Cultura de la Oficina Regional de Cultura de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para América Latina y el Caribe, manifestó la importancia que su organización presta a ese tema.
Señalo que la identidad de cada pueblo es su lanza y escudo frente a los retos tan tremendos y variados que plantea la realidad a la especie humana e hizo votos para que todos los gobiernos implanten políticas adecuadas para su preservación y crecimiento.
Una variada gala cultural cerró la celebración, en la cual participaron cantantes que integran la Sociedad Caribeña de Cuba y dos excepcionales grupo, el Steel Band Habana, que con solo bidones metálicos hace una música admirable y el folclórico Malé, virtuosos en la herencia africana.
Asistieron numerosos representantes del cuerpo diplomático caribeño acreditado en La Habana, entre otras personalidades.
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