En los años finales de la primera mitad del Siglo XX, dentro de la popular orquesta cubana América, un músico joven y talentoso violinista, Enrique Jorrín, realizó nuevas variaciones sobre el ritmo del Danzón, baile nacional de Cuba, y surgió así una composición titulada La engañadora. Inicialmente, su creador denominó a este ritmo con el nombre de neodanzón.
Los bailadores se apropiaron enseguida del novel ritmo e improvisaban filigranas y creaban nuevos pasos, en los salones, siguiendo el sonido que marcaba el güiro en el acompasamiento y a la vez originaban un nuevo sonido con el ritmo que marcaban al bailar.
El ritmo del Cha cha chá se caracteriza por una serie de tres pasos rápidos que se dan en dos tiempos de compás. Se descubrió que los pies marcaban ese sonido peculiar al rozar el suelo, Cha cha chá, y de ahí, de ese sonido, nació, por onomatopeya, el nombre con que el mundo conoce hoy a este baile.
La mayoría de las orquestas no contaban entonces con cantantes, porque los Danzones y el Ritmo Nuevo o Mambo que se interpretaba eran eminentemente instrumentales.
El joven Jorrín introdujo coros en el Cha Cha Chá, haciendo cantar a todos los músicos al unísono de manera que conseguía que se oyeran las letras con más claridad y más potencia en los salones. Los bailadores comenzaron a cantar y tararearlas.
Su rápida y amplia difusión se debió, sobre todo, al hecho de ser un baile intermedio, ni muy lento ni muy rápido, lo que lo hace un género fácilmente bailable por todos, en contraste, por ejemplo, con el Mambo, donde la música es más rápida y el ritmo más complicado.
Jorrín creó su orquesta para interpretar el Cha cha chá, le siguió la Orquesta América y luego surgieron otras como son la de Fajardo, la Orquesta de Neno González, la Orquesta Sensación, la Orquesta Estrellas Cubanas y la legendaria Orquesta Aragón que había sido formada por Orestes Aragón en 1939 en la ciudad de Cienfuegos.
La Orquesta Aragón tenía, entre otros grandes músicos y compositores, al magnífico flautista Richard Egüés, creador de El Bodeguero, tema que recorrió el mundo en la voz del cantante negro norteamericano Nat King Cole.
En esos años imperaba la tradicional formación de Charanga en las orquestas populares.
Jorrín creó una serie de danzones, dentro de la nueva línea, donde ya se cantaba a coro en algunos montunos. De entonces datan Lo que sea varón, Doña Olga, Central Constancia, Osiris y Silver star, pieza en la que siempre canta al unísono un coro que repite: "Cha cha chá, Cha cha chá, es un baile sin igual..."
El mismo padre de la criatura explicó cómo concibió la estructura musical del Cha cha chá:
“Construí algunos danzones en los que los músicos de la orquesta hacíamos pequeños coros. Gustó al público y tomé esa vía ( ...) En el danzón Constancia intercalé algunos montunos conocidos y la participación del público en los coros me llevó a hacer más y más danzones de ese estilo (...) En el chachachá los cantantes son los propios músicos.
“En 1948 cambié el estilo de la canción mexicana Nunca. La primera parte la hice en su estilo original y a la segunda parte le di un sentido rítmico diferente a la melodía. Gustó tanto al público que decidí independizar del danzón las últimas partes que yo construía, o sea el tercer trío o montuno. Entonces surgen piezas que tienen una introducción, una parte A repetida, B y A, finalizando con una coda en forma de rumba.”
El Cha cha chá es un baile festivo cuyas canciones contienen letras de tipo picaresco. Probablemente la más popular de ellas, justamente sea el primer Cha cha chá, dedicada a aquella grácil muchacha que en la céntrica esquina habanera de Prado y Neptuno, donde había una sala de baile, “todos los hombres la tenían que mirar”, La engañadora. La linda muchacha debía su voluptuosidad a unas almohadillas colocadas bajo sus ropas. "Qué bobas son las mujeres que nos tratan de engañar", dice el coro ante el silencio instrumental de la pícara melodía.
En torno a esta creación Jorrín contó en una oportunidad: "Fue pura ficción. Cuando mi madre escuchó la composición me la censuró, pero mis músicos se fascinaron y lograron convencerla de que seguramente sería un gran éxito."
Vale decir que en cierta oportunidad el compositor Leo Brouwer expresó que la música pop no era más que "Cha cha chá con batería", dejando en claro su opinión sobre el aporte de este género cubano a otros ritmos universales.
El 12 de diciembre de 1987 falleció en La Habana el prestigioso violinista, creador del Cha cha chá, uno de los ritmos cubanos más difundidos en diferentes partes del mundo y que marcó un hito en la historia de la música cubana y universal.
Ritmo y compás del Chachachá:
Ritmo: rápido de 30 a 36 tiempos/minuto
Compás: 4/4
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