miércoles, octubre 05, 2005

El Museo Napoleónico de La Habana


El Museo Napoleónico de La Habana, inaugurado el 1 de diciembre de 1961, es una institución que presenta a sus visitantes una permanente exposición que atesora la más extensa, variada y valiosa colección de objetos de la época napoleónica, así como objetos personales que pertenecieron al Emperador de los franceses o estuvieron relacionados con su vida.

Es el único museo especializado en Arte Imperio de la isla, específicamente referido a Napoleón Bonaparte, posee en sus fondos más de siete mil 400 obras de arte, en su inmensa mayoría de primera categoría, que incluyen pinturas, grabados, esculturas, muebles de estilo, trajes, equipo militar y armamento, artes decorativas, objetos históricos y una extraordinaria colección de libros raros y valiosos en idioma francés, ingles y español.

La mayoría de las obras de arte con que cuenta el museo pertenecieron a la colección privada del hacendado cubano Julio Lobo. Hoy son patrimonio de toda la nación, para el disfrute y la cultura del pueblo. Otras piezas han sido adquiridas a través de donaciones y compras.

Este Museo figura entre los más importantes del mundo en su materia y se dice que su pieza más interesante es la mascarilla del Emperador, traída a Cuba por su autor, el Dr. Francesco Antommarchi, médico de cabecera de Napoleón Bonaparte hasta su muerte.

Cuando Napoleón murió, Antommarchi participó en su autopsia con ocho médicos ingleses y le sacó la famosa mascarilla con la ayuda del cirujano inglés Burton; además conservó más de un ejemplar con él.

El ambiente político le resultó hostil cuando regresó a Francia, entonces emigró a New Orleans y más tarde de allí a Cuba, de manera que se instaló en Santiago de Cuba, donde había muchos emigrados franceses de Haití, entre ellos algunos militares bonapartistas. Murió allí a los cuatro meses de estar en Cuba porque contrajo la fiebre amarilla.

El edificio sede del museo es una imponente mansión, la Dolce Dimora, imitación de un palacio renacentista florentino del siglo XVI y perteneció al mañoso político italo-cubano de la república en Cuba, Orestes Ferrara y Marino. Desde 1959 es propiedad de todo el pueblo.

Está ubicado en una calle en el extremo lateral izquierdo de la Universidad de La Habana, muy cerca de la populosa Rampa, centro de la ciudad. Tras pasar la verja, las amplias arcadas de su vestíbulo de entrada conducen hacia un bello jardín central. Y hacia su derecha se encuentran las galerías del Museo distribuidas en cuatro pisos.

En la entrada se destina un espacio a las llamadas Muestras del Mes donde exponen extraordinarias colecciones únicas, como son grabados, libros, elementos de artes decorativas, mobiliario, armas, etcétera; todas originales y de época, de lo mejor y más representativo a escala mundial en el tema napoleónico.

El Museo napoleónico es muy original y ofrece esa oportunidad de entrar en contacto con el mundo del gran corso en un lugar de incalculable valor histórico-cultural, único en América Latina, y uno de los cincos más importantes del mundo.