Con la sensacional actuación de la compañía Ópera de la Calle, bajo la certera dirección de Ulises Aquino, dio inicio el XIII Festival Internacional de Teatro de La Habana, en los jardines del Centro Cultural Bertolt Brecht de la capital cubana. Numeroso público, junto al ministro de Cultura Abel Prieto y otros funcionarios y figuras de la cultura nacional, se congregó allí para disfrutar de un espectáculo único e irrepetible, en una típica tarde de verano caribeño a pesar de correr ya los últimos días del mes de octubre.
La dinámica Ópera de la Calle sorprendentemente nos llevó de la mano por un recorrido escénico musical constituido por fragmentos del musical Portales y carteles que reúne verdaderos tesoros de la cultura cubana, zarzuelas, expresiones afrocubanas y diversas piezas nacionales e internacionales. Desde una ultramoderna y sandunguera Amalia Batista llena de movimiento, ritmo y una extraordinaria carga de expresividad, o los lamentos de la dotación de esclavos en el cruel ingenio de la popularísima zarzuela Cecilia Valdés, manifestaciones del arte sacro y profano, pasando por El manisero de Moisés Simons, clásicos de Los Beatles, hasta el enervante y mágico rock sinfónico de Freddy Mercury. Todas se sucedieron fluidamente una tras otros, ocasionando verdaderos momentos de éxtasis y disfrute con una técnica y una manera de hacer que nos hace intuir el desarrollo y perfeccionamiento constante de esta compañía.
Sin temor a ser catalogados de hiperbólicos, bien podemos decir que esta apertura dice mucho de la calidad presente en esta edición del gran evento de las artes escénicas, cuyo nivel de convocatoria ha ido aumentando a través del tiempo y ya es esperado por la población con desmedido entusiasmo porque sabe que toda la ciudad se transforma en un hervidero teatral.
La sala Tito Junco sirvió de espacio para dar la bienvenida a los artistas procedentes de 17 países, quienes junto a los nuestros tienen a su cargo el protagonismo en la fiesta del teatro.
Bárbara Rivero, directora artística de la cita, recordó que durante este medio siglo de teatro en Revolución ha existido una especia de estallido cultural, que incluso en momentos de crisis universal, sigue manteniendo tal poder de convocatoria que logra atraer a artistas y creadores de las más disímiles latitudes del planeta.
Carlos Díaz, su director artístico, llevó acabo la presentación de un deslumbrante espectáculo teatral conformado por sobresalientes actores nacionales, quienes realizaron un panegírico invocando parlamentos de obras que han marcado pautas en el panorama teatral y son referentes obligados de las últimas cinco décadas de la escena cubana.
La Colmenita, con el estreno de Y sin embargo, se mueve, dirigida por Juan Carlos Cremata ha sido la primera función del festival en esta ocasión, realizada en la Sala de la Orden Tercera del Convento de San Francisco de Asís.
El coloquio 50 años de teatro en Revolución y numerosos talleres enriquecerán el evento.
Abundante, porque se aproximan a las 200 funciones, y de notable calidad son las ofertas puestas a disposición de los amantes de las artes escénicas en las más de 15 salas capitalinas y los escenarios al aire libre tales como la Plazas de Armas, parque Córdova, Plaza Vieja, parque Mariana Grajales, Plaza de Galicia, parque John Lennon, parque Trillo y parque Víctor Hugo.
El Público, Teatro de la Luna, Argos Teatro, Pálpito, Teatro de las Estaciones, Buendía, y El Ciervo Encantado son las agrupaciones nacionales presentes en la cita, unidos a las agrupaciones extranjeras, algunas procedentes de Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Congo, Croacia, Ecuador, Estados Unidos, España, Eslovenia Francia, Gran Bretaña, Italia, México, Turquía y Venezuela.
Las subsedes provinciales de Matanzas, Villa Clara y Cienfuegos recibirán también a muchos de estos grupos en sus tablas.
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