Andar por La Habana Vieja es como viajar en una máquina del tiempo durante casi cinco siglos.
La Habana Vieja, zona más antigua de la ciudad, es sitio de visita obligatoria en la capital de todos los cubanos, próxima a cumplir sus 488 años de fundada. Ella alberga casi un millar de edificios, los más antiguos se remontan al siglo XVI, donde todavía quedan restos de las murallas que durante dos siglos la protegieron con un cerco de piedras y la configuraron como un recinto militar defensivo.
La otrora Villa de San Cristóbal de La Habana, formada a partir del puerto, el centro oficial y la plaza de Armas, dicen que se asemeja a Cadiz y Tenerife. Esta “ciudad de las columnas", al decir de Alejo Carpentier, también puede ser llamada ciudad de las rejas o de los portales y concentra el mayor número de edificaciones históricas del país.
En La Habana Vieja tienen asiento las fortalezas, los grandes monumentos antiguos, los conventos e iglesias, los palacios, las callejuelas, los soportales de existencia secular, lo que la convierten en el conjunto colonial más rico de América Latina.
Su conjunto arquitectónico y su sistema de fortificaciones poseen reconocimiento internacional porque son representativos de un tipo de estructura que ilustra una etapa de la historia americana y constituye ejemplo excepcional de un asentamiento humano tradicional representativo de una cultura, vulnerable bajo los efectos de modificaciones o cambios irreversibles.
Este bien cultural se mantiene habitado y en su espacio tienen lugar numerosas funciones sociales, comerciales, administrativas y culturales. Igualmente mantiene la homogeneidad ambiental y las construcciones de mayor valor cultural son restauradas armoniosa y expresivamente a través de la permanencia de la trama urbana original y de los aspectos formales básicos del conjunto.
Dentro de lo que fuera el antiguo recinto amurallado existen edificaciones de destacado valor arquitectónico en los alrededores de la Plaza de la Catedral, la Plaza de Armas, la Plaza de San Francisco y la Plaza Vieja fundamentalmente.
Además, al carácter excepcional de esta urbe se une la posición de la bahía como ruta obligada del Nuevo Mundo, de ahí la necesidad de su protección militar, por lo que la ciudad en época colonial contó con tres sistemas defensivos que, desde el punto de vista arquitectónico, alcanzan un gran nivel estético y funcional.
Para el visitante es una acción imprescindible caminar por sus calles y callejuelas empedradas, visitar sus fortalezas, edificios, monumentos, museos, iglesias, mansiones, casas señoriales y plazas, disfrutar sus techos coloniales, vitrales, rejas, balaustradas y balcones entre una asombrosa mezcla de estilos de varios siglos.
La Habana Vieja es el reflejo de una mezcla de arquitecturas y el testimonio de diferentes épocas invasoras: corona española, británicos, franceses y norteamericanos. Esas características convierten a La Habana Vieja en el Centro Histórico Urbano más ecléctico y relevante del área caribeña, y uno de los más notables del continente.
El Centro Histórico Urbano de la ciudad de La Habana y su sistema de fortificaciones se encuentra bajo protección legal y jurídica de diversas leyes como son la Ley de Protección al Patrimonio Cultural, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales y la Resolución No. 3 de la Comisión Nacional de Monumentos que declara al Centro Histórico de la antigua villa de San Cristóbal de La Habana Vieja, provincia Ciudad de La Habana, como Monumento Nacional.
Todo ello es muestra de que el Estado cubano realiza enormes esfuerzos para conservar y restaurar La Habana Vieja, función que realiza mediante la Oficina del Historiador de la Ciudad.
La UNESCO aportó su granito de arena ala relevancia de este Monumento Nacional cuando incluyó al Centro Histórico de La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones coloniales en la lista del Patrimonio Mundial, aprobada en la 6ta Reunión del Comité Intergubernamental de la Convención del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural celebrada en diciembre de 1982 en su sede de París, Francia.
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