Muy significativo resultó para un grupo de estudiosos de las culturas afrocaribeñas, quienes visitaron Cuba, que contemos con tantos atletas negros en todas las disciplinas deportivas, pues, según sus propios comentarios, en “su mundo” hay disciplinas deportivas en los que la población negra no cuenta, e incluso en determinadas posiciones dentro de los equipos.Vale la pena que hagamos un sano recuento de nuestra realidad deportiva, que permita a esos y otros señores comprender este fenómeno social.Hablar de tradición deportiva en Cuba antes de 1959 resulta algo difícil, porque aunque el país estuvo representado en eventos deportivos internacionales y tuvo figuras destacadas (Fonst, Barrientos, Fortín, Capablanca), no se puede decir que existiera una verdadera participación popular.El Juego de Pelota (Baseball) fue siempre el más popular hasta convertirse en el deporte nacional. En cualquiera de las “calles” del barrio más pobre de la isla, en la “manigua”, parques, plazas, etcétera, siempre resultó posible armar un “piquete” y un juego caliente con espectadores y todo. De ahí que en todas las capas y grupos sociales hubiera una estimable cantera de buenos jugadores.El boxeo le siguió en preferencia. Su práctica no exigía de grandes gastos, a veces ninguno; y en las capas más bajas constituía aspiración de triunfo económico y social si se llegaba al nivel profesional. Es esta razón clara por la que grandes estrellas de los puños generalmente procedían de los grupos más humildes de la sociedad, sobre todo aquellos de la raza negra.En tercer lugar estaban algunas modalidades del atletismo: carreras, saltos y lanzamientos; pero nunca con la fuerza de los anteriores, porque aquellos garantizaban una mejor posición socioeconómica mediante el profesionalismo.El resto de los deportes no poseían amplia participación popular. Su desarrollo se limitaba a las universidades, instituciones privadas, clubes y la elite social, como es el caso de los deportes náuticos, la esgrima, el ajedrez, el tennis, la halterofilia y otros.Al no existir participación popular, tampoco había una notable participación de atletas negros porque ese grupo étnico formaba parte mayoritariamente de las capas más pobres y desposeídas de la sociedad cubana.Muchos de esos deportes ni se conocían en algunas regiones del país y eran exclusivos de los poderosos, quienes podían pagar su práctica. Nunca fue política de los pseudogobiernos ofrecer posibilidades a todos para la práctica deportiva.En 1959 comienza la verdadera tradición popular deportiva en Cuba. A partir de entonces el nuevo gobierno inició la política de extender los servicios de la Educación Física a todas las instituciones educacionales del país y hacer del deporte un derecho del pueblo.Eso permite que millones de niños, jóvenes y adultos practiquen ejercicios físicos y participen en todas las modalidades deportivas.No quedó una sola disciplina deportiva en la que no se notara la presencia de todos los grupos sociales del país. Los criterios racistas que primaban en diversos elementos de la sociedad desaparecieron y por consiguiente, en el deporte ocurrió de modo aún más notable.Con las condiciones para la práctica deportiva sistemática, incluso formando parte de los planes y programas de estudio, se hace posible la realización más completa y adecuada de la educación física y el deporte en el proceso de formación y desarrollo e la personalidad, y la satisfacción plena de las diferentes necesidades del individuo.Si todos tienen las mismas posibilidades, independientemente de razas, religión o posición social, todos participarán con igual intensidad en cada deporte. No habrá estos para los negros o estos otros para los blancos o los asiáticos… dentro de los deportes por equipos tampoco están definidas unas posiciones para unos u otros.El elemento táctico-estratégico y el desarrollo de las habilidades específicas son los factores determinantes y siempre se proyectarán esas posiciones del modo que más favorezcan al equipo. Todos los procesos psíquicos o mentales son característicos de todos los humanos por igual, independientemente de su origen. Las condiciones externas son las encargadas de influir en su desarrollo.Es evidente que el volumen de ejercitación que los estudiantes reciben en la escuela no es suficiente para lograr un amplio desarrollo de las habilidades motrices deportivas y de las capacidades físicas. Ello se logra con las prácticas extraescolares en las áreas deportivas masivas y especializadas. A partir de estas áreas y la escuela se obtiene el material humano para el deporte de alto rendimiento, lo que ocurre desde la infancia o la adolescencia.En la idiosincrasia el cubano se manifiesta una actitud de reto que plantea: “si aquel puede, ¿por qué yo no?” Este elemento influye también en que todas las etnias -si es posible hablar de grupos étnicos en Cuba-, tengan una participación por igual en el ciclismo, el clavado, la esgrima y cualquier otro deporte, con un alto espíritu combativo que ha permitido alcanzar múltiples victorias.Investigaciones y experiencias sobre la actividad deportiva han demostrado que los llamados deportes “elites o para blancos” no son más que una falsedad, un mito, un tabú con un fuerte fundamento “clasita” y “racista”.Atletas de países subdesarrollados, de minorías étnicas, de capas bajas han sido capaces de colocarse en la cima ante condiciones favorables. Cuba ha sido capaz de mostrarles a quienes sostienen concepciones racistas y antideportivas, en esencia, que cuando se hace realidad el hecho de que el deporte sea un derecho del pueblo, todo es posible.
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