martes, julio 15, 2008

Se nos fue un buen amigo, el actor Miguel Benavides

Entre los manzanilleros inscriptos en la historia del cine nacional uno de ellos fue el sexagenario Dr. Miguel Benavides Chávez, interesante figura de la cultura nacional que tuvo la ventura de trabajar con los fabulosos Humberto Solás y Manuel Octavio Gómez. Hoy la noticia nada tiene que ver con nuevos éxitos en el escenario ni en el plató cinematográfico.

En horas de la tarde del 14 de julio, falleció en su natal Manzanillo nuestro inolvidable amigo el actor Miguel Benavides a causa de una penosa enfermedad, que por mucho tiempo se ensañó con él.

Su amplia carrera artística, que se inició en 1960, cuando se integró al Coro Polifónico Nacional en la cuerda de bajo, la concilió, durante años, con su profesión de médico, que nunca abandonó y muy apreciada entre sus amigos, familiares y allegados.

El gran talento que poseía y su permanente entrega al arte le valieron el reconocimiento internacional como una de las figuras más importantes de la escena y el cine cubanos. Son memorables sus actuaciones en filmes como: La odisea del General José, La primera carga al machete, El otro Francisco, Cecilia, Patakín, Habanera y Plácido.

En el teatro podemos recordarlo por su desempeño en las puestas de María Antonia, Ocuje dice a Martí, Divinas palabras, La Chacota, La piedra de Elliot y La Celestina. Miguel, siempre sonriente y con esa mirada profunda que lo caracterizaba incursionó también en la televisión, en seriales como Hermanos y Cuando el agua regrese a la tierra.

Vale destacar que incluso en medio de las difíciles circunstancias a que lo enfrentó su mal estado de salud en los últimos años, Miguel no detuvo nunca su labor pedagógica, ni renunció a su sueño de volver al cine.

Pero nos quedó ahí en la pantalla, en sus mejores momentos, en sus ierrepetibles actuaciones y también un poco en nuestros corazones.

No olvido sus sabias recomendaciones y consejos algunas tardes en el Vedado y cómo era capaz de beber hasta una docena de tazas de té. No olvidaré su cabellera blanca como la del propio Obbatalá, su jícara, su aguardiente y su sorna para hacernos bromas una y otra vez. Siempre admirando y halagando el trabajo de sus actricez preferidas, de su Asenneth Rodríguez, ejemplo de organicidad y naturalismo histriónico o Daysi Granados, el rostro del cine Cubano.

Sus restos mortales son trasladados a la capital para recibir los honores de sus familiares y amigos. Miguel Benavides contaba al morir con 69 años de edad. Perdió el cine, la TV y el teatro a uno de sus más carismáticos exponentes de la actuación dramática cubana.

¡Igbae baen tonu Changó Valdés, el más jorocón!

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