miércoles, noviembre 02, 2005

La Villa de San Juan de los Remedios

Durante el primer cuarto del siglo XVI, como parte del proceso de colonización española en la Isla de Cuba, se fundaron las siete primeras villas. Posteriormente, el asentamiento fundado por Vasco Porcayo de Figueroa capitán de conquistadores con el nombre de Santa Cruz de Vasco Porcayo, es trasladado en dos oportunidades con los nombres de Santa Cruz de la Sabana del Cayo y San Juan de los Remedios de la Sabana del Cayo, éste último hacia 1578 ya con la denominación de villa.
Este punto poblado, a pesar de no haber constituido inmediatamente su ayuntamiento por las características misteriosas que le impuso su fundador, constituye una fundación del siglo XVI dentro de la campaña colonizadora española en Cuba.
Hasta la década del 70 del siglo XIX constituyó la región remediana una amplísima jurisdicción cuyos límites se extendían hasta los actuales de las provincias de Matanzas y Ciego de Ávila con el nombre indígena de Sabana o Sabaneque.
La ciudad es el elemento integrador de la voluntad del hombre, desde su fundación y en cada uno de los momentos y etapas de su historia. En la misma están contenidas todas las actividades humanas. La imagen de la Ciudad de San Juan de los Remedios se percibe a través de sus sendas. Cada lugar es un paréntesis explicativo de su historia. Cada barrio es muestra de su evolución y florecimiento o de momentos de depresión económica. La arquitectura colonial, es un hito que marca el tiempo y los diferentes períodos históricos.
Hacia el centro corazón y médula primitiva abundan los amplios portales libres con forma de corredores; grandes ventanales, rejas de hierro forjado, guardapolvos conopiales y grandes aleros apoyados sobre peculiares ménsulas de madera.
Los techos son de armaduras, en ocasiones simples y otras veces altamente decorados. Abundan los patios interiores, inundados de abundante vegetación que filtran el aire y tamizan la luz dejando pasar imperceptibles rayos coloreados por los vidrios dibujados de los vitrales, en algún momento inspiradores de notables artistas plásticos como Amelia Peláez.
La ciudad de Remedios cuyo Centro Histórico Urbano fue declarado Monumento Nacional en 1980, su historia, su gente, son el reflejo de su evolución histórica dentro de la cual se han desarrollado múltiples leyendas y tradiciones llegadas a nuestros días.
La irregularidad de las calles constituye un laberíntico espectáculo preñado de sorpresas, cuya estrechez sombreada invita a caminar debajo de los grandes aleros que protegen bondadosamente de la intensidad solar hasta que por detrás de los recovecos comienza a descubrirse la imagen de una plaza que de pronto nos transporta a la pasada y antiquísima historia remediana.
La legendaria plaza José Martí, otrora de la Parroquial y de Isabel II, con sus enormes flamboyanes inundados de rojas flores, constituye la célula urbana primera de la legendaria ciudad y lugar desde donde partió la enredada trama urbana con sus irregulares cuadrículas que conformaron el Centro Histórico Urbano desde las primicias del ya lejano siglo XVIII en el que se pueden observar hoy valiosísimas edificaciones demostrativas de esta época como la casa del Alférez Real, la de la familia Rojas, la de los Lobatón y Pangua, entre otras. En esta atractiva plaza se destacan las siluetas de los campanarios de la Parroquial Mayor de San Juan Bautista y el de la Iglesia del Buenviaje, situadas a ambos lados de la misma, como caso excepcional en el país, hecho que llena de sano orgullo a los pobladores de la antigua villa. Uno frente al otro estos templos han establecido un permanente diálogo multicentenario en medio de la paz eterna de sus vetustos muros.
El Centro Histórico Urbano es testigo de un legendario, fuerte y atrayente proceso cultural dentro del que se destacan las incomparables parrandas remedianas las que, cada 24 de diciembre se desarrollan en este escenario y por su antigüedad, trayectoria histórica, inalterable belleza y sobre todo por su significación para el pueblo remediano, así como por su trascendencia para el país, fueron declaradas como fiesta nacional junto a los carnavales de Santiago de Cuba y a las Charangas de Bejucal.
Complementan este amplio espectro cultural las innumerables leyendas entre las que descuella la hermosa fiesta sanjuanera o de San Juan que se celebra el día 24 de junio desde el siglo XVIII temprano y que ha trascendido hasta nuestros días.
La presencia de connotadas figuras de alto valor intelectual como el músico y abogado Alejandro García Caturla de trascendencia internacional, conforma un riquísimo mundo cultural que junto al patrimonio arquitectónico e histórico integran una variada gama de aspectos que nos conducen a una ciudad llena de significados cristalizados en la música, en sus muros, en los dibujos de sus afiligranadas rejas y otros elementos de hierro, sus vitrales... y arcos. En su imagen toda está su gente, la ciudad y sus tradiciones.