martes, julio 31, 2007

La magia de Carmencita en el Palacio de Valle



Entornando los ojos coqueta y seductora deja correr sus manos por el teclado, sonríe y lánguida interpreta de un modo muy peculiar un viejo bolero, una canción a Cienfuegos…
Es una de esas artistas que uno descubre en provincias y la huella del encuentro queda para siempre guardada en el infinito archivo de los recuerdos.
Su nombre, Carmencita Iznaga Guillén, infatigable luchadora al decir de quienes bien la conocen, toca el piano en el Palacio de Valle en Cienfuegos y cada día regala sus canciones favoritas de una manera nada convencional, con una voz rota y preciosa a la vez, una voz cansada por la edad, de una rara dulzura que nos hace escucharla de manera tal que no notamos el paso del tiempo. Diríase que es muy romántica y su música ideal para acompañar una cena igualmente romántica.
Sus turbantes, sus collares, sus ropas de colores intensos unidos a su rostro que destila la felicidad de la realización diaria nos hace pensar que hay mucho en ella de la cantante de cabaret, con esa mirada tan especial de quien ha vivido mucho e intensamente, que sonríe mientras toca su piano desnudando su alma, una personalidad a veces hipersensible y frágil, otras temperamental y tormentosa. Es realmente fabulosa, atrayente, carismática, armada de la coquetería tan típica de la mujer cubana, sin importar edad.
Los aplausos y las muestras de admiración no se hacen esperar en cada pieza porque una sobremesa con Carmen Iznaga es lo más impactante que puede suceder en la ciudad de Cienfuegos, la Perla de Sur.
¿Cuándo nació? Sólo ella lo sabe, pero a todos los cienfuegueros les parece conocerla desde siempre, aunque llegó desde Camajuaní, en Villa Clara. Los más jóvenes dicen que la conocen desde que tienen uso de razón, y en el Palacio de Valle su voz y su piano, su enigmática personalidad, ya forman parte del conjunto patrimonial. Nadie imagina al legendario palacio sin esta mujer.
Carmencita formó parte y dirigió agrupaciones corales de la ciudad de Cienfuegos, adonde había llegado para ser maestra.
Desconocida para muchos; sobre todo para aquellos que no hayan visitado la Perla del Sur, Carmencita es una de esas personas extravagantemente talentosa, llena de una gracia criollísima consciente de la simpatía que despierta a su alrededor, que sabe explotar su rol de mujer sensual y provocativa con la mirada y los gestos, una expresividad sin ataduras que no ha perdido con el paso de los años.
Burlándose del tiempo y sonriéndole a la vida en el Palacio de Valle, en su restaurante de lujo, de estilo morisco, nos espera siempre la sorprendente combinación de los más aromáticos platos y Carmencita con su piano. Vale la pena volver a visitarlo una y otra vez porque además de disfrutar de su música se puede también disfrutar del cóctel que lleva su nombre.
Si deseas prepararlo en casa, aquí te ofrezco la receta:

Cóctel Carmencita
7.5 ml de menta.
45 ml de ron silver dry
60 ml de piña colada
60 ml de ron añejo roseado

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