lunes, agosto 04, 2008

La restauración y conservación en manos jóvenes: Carlos Moré Leonard


En Nuestra isla los museos son los sitios que por excelencia conservan gran parte del patrimonio cultural cubano. Y entre ellos reviste relevante importancia el Museo Nacional de Bellas Artes, institución insignia de la museología en Cuba.

La restauración del patrimonio cultural, como proceso de recuperación de valores de la cultura material, propone un ejercicio reflexivo que no se debe asumir a la ligera: la puesta en valor de un bien patrimonial está definida por los intereses de los diversos actores que se relacionan con la significación de este.

En Cuba, además de los recursos materiales y financieros que la labor de conservación y restauración requiere, es necesaria una fuerza altamente calificada, y es en esta dirección que desarrolla su labor el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM), tanto en la ejecución de esta tarea especializada, como en la superación de especialistas y en la investigación.

Asimismo, esta especialidad en el Instituto Superior de Arte, constituye una vía más para elevar la calidad de la restauración de bienes patrimoniales en el país.

Uno de esos especialistas nos recibe y nos cuenta sus experiencias, el artista y restaurador Carlos Moré Leonard, de 32 años de edad.

Moré inició sus pasos en el taller José Fowle, adjunto al Hurón Azul en Párraga, donde realizaba dibujos y labores de modelado bajo la guía de los profesores Carlos Rojas y José Duvergel.

Su sólida formación está basada en su paso por el Centro Escultórico de 10 de Octubre, su preparación en pintura con profesores de San Alejandro y un breve tiempo en el Taller de Manero, en el municipio Playa de la capital.

Carlos se graduó en la Academia de San Alejandro en la especialidad de escultura.

Es entonces cuando llega al Museo Nacional de Bellas Artes. Sobre ello nos dice que “el hecho de trabajar en un museo como este, le da la medida del acercamiento de lo que es la cultura con el público; un público siempre muy diverso. No hay en ese caso una clasificación absoluta de un solo público; porque existe el público èlite que se puede encontrar en cualquier esfera artística de la sociedad, el conocedor; pero existe otro con características muy diferentes.

“Lo importante es saber llevarle a ese público el conocimiento de lo que se ha hecho y se hace en el arte en nuestro país a la vez que en la institución se atesoran las colecciones que conforman el patrimonio o fondo del museo.

“Y precisamente la labor del restaurador consiste en tratar de mantener los valores de ese patrimonio.”

Según una conocida especialista, nuestros museos han madurado en su intenso accionar y muestran que ya no son sólo fuentes de información o instrumentos de educación sino que han ido convirtiéndose en espacios y medios de comunicación para la sociedad y así son reconocidos por la comunidad.

Trabajando en el Museo Nacional de Bellas Artes, Carlos Moré inició sus estudios de Licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes y Muebles en el Instituto Superior de Arte y en el CENCREM. Ello nos da la medida del constante ascenso en la calidad de su trabajo de conservación y restauración dentro del MNBA.

A pesar de sus pocos años como conservador y restaurador, Moré ha realizado diversos trabajos de restauración en pintura de caballete. Algunos ejemplos son las obras Puesta de Sueño, de Flavio Garciandía, Retrato de Raúl Roa, de Jorge Arche, así como varias obras de Amelia Peláez y otros que con frecuencia se exhiben en las salas de la institución.

“Restaurar cualquier obra, no importa su tipo, forma o época, nos dice Carlos, siempre que sea verdadero arte, digno de ser conservado para las generaciones posteriores, constituye una tarea de mucha responsabilidad, dedicación y amor.”

Indagamos con el artista ¿Por qué restaurador de piezas museables?

Piensa que por sus inquietudes propias a la hora de hacer y realizar su trabajo y de valorar el de quienes le precedieron. Reconoce que esta labor le sirve mucho como apoyatura y consolidación a cualquier artista plástico en el momento de crear su propia obra.

Según Moré Leonard, este trabajo le permite tener una noción más exacta y cierta precaución cuando se trata de seleccionar los materiales que utilizará, sus características, físicas, químicas, su durabilidad y otros elementos esenciales para el artista en dependencia del soporte a emplear.

La restauración es un campo que se viene desarrollando paso a paso y considera que comparado con otros países que tienen una larga tradición como es el caso de España o Italia, se está haciendo muy bien en Cuba.

Destaca la seriedad y la manera acuciosa con que se debe trabajar, pues se requiere analizar y adaptar toda la bibliografía y documentación existente, europea en casi toda su totalidad, teniendo en cuenta las condiciones de nuestro clima tropical.

Si se estudia científicamente, ello ayuda a ser más metodológicos y mejores técnicamente. Apoyados en las ciencias se desarrollan con mayor certeza los procesos para llegar a conocer los tipos de materiales, soportes, problemas que pueda tener una pieza y a la vez poder trazar un plan de intervención.

Es preciso saber seleccionar la sustancia que se aplica a la pieza de manera que el resultado no sea negativo o lamentable. Es este un trabajo de mucho cuidado.

Existen normas y cartas estipuladas para evitar agredir a la pieza, aunque toda restauración conlleva en sí una agresión a dicha pieza. Pero se integra lo técnico con lo científico.

La restauración es una disciplina que se fundamenta en la investigación de la cultura material, a través de la intervención sobre los valores que la componen; de esta manera los criterios de actuación sobre las piezas, se deben desarrollar tras un amplio conocimiento de estas y la estructuración de un proyecto de investigación que muestre claramente los objetivos y alcances del trabajo. Si bien el elemento medular de la labor en la mayoría de las veces, es actuar sobre la materia, esto es sólo el resultado final de una serie de indagaciones, reflexiones y estudios previos.

Nos dice Carlos Moré que ante un caso de restauración, que es como una medida curativa de la obra, previamente se obtiene información sobre el artista que la creó, cómo vivió, qué materiales de la época utilizó, cuándo, en qué clima, etcétera. Toca al restaurador buscar los materiales más cercanos posibles y que logren la mayor similitud con los originales.

Es este un trabajo importantísimo porque apoya la finalidad del museo, que se cumple en la medida en que se consigue un mayor acercamiento de este al público.

Carlos Moré Leonard, como artista que es, no se define en un estilo determinado por su juventud. Considera muy temprano y poco sano hacerlo. Está en una etapa aún de aprendizaje, tomando a la figura humana como pretexto, como forma de expresarse.

Ha trabajado de diferentes formas: escultura no abstracta, pero muy cercana a la definición de la forma volumétrica. Nos cuenta que empieza a trabajar y el mismo material, las propias vetas de la madera o del mármol le van sugiriendo las formas.

En la pintura comienza con un boceto y lo va desarrollando. No se considera un pintor, se define como alguien a quien le gusta dibujar y a la vez aplicar formas y color sobre el soporte determinado.

Ha participado en exposiciones personales y colectivas, esencialmente con pinturas, dibujos y esculturas dentro y fuera de Cuba. Ha viajado al exterior en el Movimiento de la Exposición El dinero en el arte que transitó de Madrid a Valencia en el año 2007.

Algunas de las exposiciones en que ha tenido participación son: Muestra personal “Estudios y Reflexiones”. Sala transitoria del Museo Municipal de 10 de Octubre, (1997); Exposición colectiva en Suecia, Dinamarca y Noruega, (1999); “La puerta de la amistad “evento escultórico estudiantes de las universidades de España y Canadá en San Alejandro, (2000); Muestra personal “Fragmentaciones “en la galería José Antonio Díaz Pélaez, (2002) y otras.

También ha colaborado con revistas como dibujante y en actividades educacionales como talleres de creación infantil.

En resumen, Moré reafirma que restaurar un objeto es mucho más que devolver una forma perdida, descubrir o develar una decoración oculta por los deterioros o alteraciones de los materiales constitutivos o proponer una presentación estética final al público.

Al ocuparse de los productos o evidencias materiales de determinado grupo social, estilo o época, la restauración se inserta como elemento dinamizador al procurar conservar dichos objetos en el tiempo, y así mismo, mediante la intervención, facilitar la aprehensión del patrimonio cultural por parte del medio en el cual se encuentra.

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