sábado, noviembre 25, 2006

El rock de Jaguares en La Habana

Recientemente estuvo en nuestra ciudad la superbanda de rock Jaguares con un fabuloso concierto que no sólo demostró el buen estado de su música, también que en Cuba, como diría José Alfredo Jiménez "México sigue siendo el rey".

El grupo, acostumbrado a vencer escollos, del cual sus miembros salen "más fuerte" según ellos mismos proclaman, debió enfrentar, antes del concierto, el desconocimiento de su obra aquí, una insuficiente propaganda local y eventuales competidores.

Por ejemplo a la misma hora de la función el ídolo habanero Carlos Varela actuaría en Los Jardines de la cervecería Tropical, lo que dividía lealtades en el auditorio rockero de la capital.

Sin embargo, los mexicanos consumaron la hazaña y reunieron entre 10 mil y 12 mil amantes de su música en un concierto que se dilató hasta bien entrada la madrugada. Jaguares salió a la palestra después del excelente grupo cubano Wena Onda que le sirvió de telonero, y se echaron al público en la cartera. El repertorio ejecutado hizo un repaso por la historia de la banda, desde el disco El equilibrio hasta Crónicas de un laberinto, su grabación más reciente.

Las canciones no llevaban en si alardes técnicos, ni riff efectistas, parecían surgir como producto de un estudiado taller a lo King Crimson, en el cual se privilegiaba la simpleza aparente del mensaje fresco. Sonidos afrocubanos, guitarreo acústico en tonadas como Aviéntame, incursión vocal impresionante de Alfonso André, que alcanzó una poesía poco común dentro de un entramado musical como siempre en lo mexicano de gran lirismo y convicción, matizaron la noche. Los temas abordaron los problemas sociales y del amor.

La banda integrada por músicos muy cultos ha logrado un rock de alto vuelo que escapa al circo sonoro y retrotrae el género a su etapa más virtuosa, la del mensaje profundo, la advertencia atinada y el compromiso social. Al final de la velada, en conversación con la prensa, Saúl Hernández afirmó su amor por Cuba y los cubanos, y ponderó el papel de la isla en aunar a la América toda, la del Bravo a la Patagonia y también aseveró que uno de los objetivos de la actuación de Jaguares en Cuba era exhortar a que otras bandas y artistas lo hicieran y así romper ese bloqueo cultural y musical que los adversarios de la isla ejercen sobre ella.

César López alabó el público habanero y dijo que se encargaría de refutar las ideas calumniosas que sobre los cubanos se propalan por el mundo. Dijo "Ustedes se ven muy libres. Bailan, se proyectan con libertad. Eso no se ve en otros lugares". Por supuesto prometieron volver, trabajar con colegas cubanos y conservar el calor humano recibido en unas jornadas tan apretadas.

Fue una noche venturosa en la que quedó corroborado que, en Cuba, México sigue siendo el rey, por su pueblo fraternal y noble, su afán de justicia, su cultura e historia.

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