
Quien recorra Santiago de Cuba no podrá sustraerse al sortilegio de la calle Padre Pico, ni podrá dejar de admirar la antigua Catedral en el entorno del parque Céspedes, flanqueado por el viejo Ayuntamiento.
Santiago tiene el sabor mágico del ron auténtico, el encanto de la mezcla de razas europeas y africanas y posee la calidez no sólo de su clima, sino de su gente solidaria y defensora de su identidad.

Don Emilio Bacardí fue quien propuso y logró el nombre de Padre Pico, en honor a Bernardo del Pico Redin, sacerdote católico muy recordado en Santiago de Cuba por su labor benéfica en el Convento de Belén.
Existen además de la Escalinata de Padre Pico, otras calles con características similares, entre ellas podemos citar la Escalinata de la Calle Santiago, construida en la década del 40 del pasado siglo, la cual cuenta con 28 escalones divididos en 4 bloques de 7 peldaños cada uno; y la Escalinata de Virgen y Santa Rosa, de más reciente construcción y de menor altura y fama que las anteriores.
Santiago es la ciudad donde se escucha el sonido acompasado de los tambores y la trompeta china, que invitan al movimiento cadencioso por calles y plazas durante los carnavales o el Festival del Caribe.
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