Una insólita escultura dedicada a José Martí, obra del artista cubano René Negrín, que representa al rostro del héroe nacional en el cuerpo del Chac Mool, el dios maya de la lluvia, existe ya en la Ciudad de la Habana en los jardines de la casa de la Prensa.
''Muchos pasarán y verán el monumento del Chac Mool, obra preciosa de Negrín, y preguntarán qué excentricidad es esta: colocar el rostro de Martí en un ídolo antiguo", dijo el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, en la develación de la pieza. “¿Qué nuevo culto querrán establecer los cubanos?"
Pero como Leal recordó, fue el propio Martí quien tuvo la idea original de la imagen: ''Fue él mismo el que hizo el retrato. Fue él mismo el que se vio en ese espejo. Él se vio Chac Mool. Quiere decir: se vio América".
Es que José Martí se hizo un autorretrato tomando como modelo al Chac-Mool maya, cuya estatua fuese descubierta en el último cuarto del siglo XIX por el arqueólogo e investigador francés Auguste Le Plongeón. Por consiguiente se sabe que el término Chac Mool fue inventado en 1875 por el explorador Le Plongeon para nombrar un tipo de estatua que se encuentra en Chichén Itza y que significa "gran jaguar rojo" en maya yucateco.
La escultura representa un hombre acostado, apoyado sobre sus codos, con las rodillas dobladas y la cabeza girada 90 grados hacia un lado. Tiene un plato sobre el vientre.
Hasta la fecha se han descubierto en el sureste de México y parte de Centroamérica, regiones donde se asentó la cultura maya, unas 100 versiones de Chac Mool, entre estas la hallada en 1879 que es la más bella. Los Chac Mool -se dice- fueron tallados por los místicos aztecas, por los mayas y hasta por tarascos, casi en su totalidad esculpidos entre los años 900 y 1521 de nuestra era, en el período posclásico.
A pesar de los años, este hombre de piedra, uno de los pocos símbolos del panteón azteca que sobrevivieron a la devastadora conquista española, atrae inevitablemente la mirada, invita y provoca.
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