sábado, marzo 03, 2007

Tributo a Ibrahim Ferre en el Gran Teatro de La Habana

Un merecido tributo póstumo por su 80 cumpleaños se le ofreció al sonero cubano Ibrahím Ferrer, quien aún permanece vivo en la memoria de millones de admiradores. Un tributo al estilo del Buena Vista Social Club, la orquesta que le dio fama mundial.

Dos gardenias para ti, Ibrahím se llamó el espectáculo en el que se unieron músicos de varias generaciones ante un público, mayoritariamente extranjero, que abarrotó la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana.

el programa transcurrió entre imágenes fílmicas y temas inmortales de la música popular cubana de todos los tiempos. La noche dio inicio con la voz del propio Ibrahím Ferrer mientras nos llegaban en una gran pantalla las imágenes fotográficas de su infancia y adolescencia, desde que comenzó a cantar en su Santiago de Cuba, ciudad donde nació.

Luis Carbonell, el acuarelista de la poesía antillana, desde su butaca en el lunetario, declamó en momento muy especial y emotivo su Rememoración de Ibrahím, texto de prosa lírica que evocó los ancestros del intérprete, afianzado en las deidades del panteón yoruba, regalo que el público agradeció marcadamente.

Omara Portuondo y el homenajeado se dejaron escuchar en la antológica canción Silencio haciendo un derroche de técnica y sensibilidad humana en un dueto realmente impactante.

Les siguió en la escena Nene el ex vocalista del grupo sonero Jóvenes Clásicos del Son con su interpretación de otras de las imprescindibles: Bruca Maniguá.

Del delirio a la fascinación y a la apoteosis. Así sucedió con las interpretaciones de Elíades Ochoa, Miguel Angel Céspedes, el pianista Roberto Fonseca, el cuarteto Sexto sentido, Carlos Calunga, Idania Valdés y el Conjunto Folclórico

Ibrahím Ferrer, ganador de cuatro premios Grammy, comenzó su vida artística con el con el grupo Jóvenes del Son, cuando apenas contaba 13 años de edad.

Su presencia en varias agrupaciones de la época, entre ellas el conjunto Wilson, las Maravillas de Beltrán y Los modernistas de Pacho Alonso, rebautizada luego como los Bocucos, lo llevó a integrar la legendaria Orquesta de Chepín-Chovén con quien grabó, en los años 50, su primer éxito: El platanal de Bartolo. De 1960 hasta 1980 se mantuvo como cantante líder de los Bocucos, orquesta con la que desarrolló una carrera exitosa.

A partir de1995, ocupó planos estelares en la arena internacional con Buena Vista Social club, que lo consagró como una de las figuras emblemáticas de la cultura musical cubana del siglo XX.

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